El «skate» en A Coruña no tiene edad: patinadores de 4 a 60 años llenan calles y escuelas

Almudena Santos A CORUÑA/ LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Las mujeres ya son la mitad de las que practican en la ciudad este deporte, que engancha porque ayuda a socializar. Muchos padres también se inician, animados por sus hijos

07 may 2022 . Actualizado a las 22:08 h.

«No dejaré de andar en skate hasta que esté físicamente incapacitado», dijo Tony Hawk, uno de los más legendarios patinadores del mundo. Y es que esta es una modalidad que cada vez engancha a más gente, por lo que no es raro ver en A Coruña a personas moviéndose en monopatín. «Cuando yo empecé era algo que prácticamente no se conocía, e incluso estaba mal visto», explica Javier Novelle, que lleva montado en su monopatín aproximadamente 35 años. La ciudad y su área metropolitana pasaron de tener muy pocos skaters en sus calles y plazas a que estén llenas de gente patinando. A esto ayudó la construcción de diversas infraestructuras como los skate parks (parques para monopatines) de Los Rosales o Bastiagueiro.

La situación es completamente diferente a la de hace unos años, puesto que ahora, a prácticamente nadie le parece mal que se haga skate. Se ha roto con el estigma del patinador como persona conflictiva. «Es una mentalidad que ha evolucionado con el tiempo», indica Juan Castaño, que comenzó en este mundillo en el 2005. Ahora no es raro ver varios grupos en la plaza de Pontevedra haciendo diferentes trucos. Todos ellos coinciden en que cada vez hay más gente que se compra un patín. Explican que una de las cosas que más engancha es la cultura que hay detrás: la música, el estilo de vida, el arte o la forma de socializar.

Cada vez más gente hace skate en A Coruña
Cada vez más gente hace skate en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

En la calle

«El skate es un deporte muy inclusivo en el que predomina el buen rollo», explica Gabriel Amado, un chico que se compró su primer monopatín hace casi 20 años. Probablemente esto es lo que hace que cada vez más personas se decidan a comprarse una tabla y empezar. A eso hay que sumar que «te ayuda a socializar, a hacer pandilla e incluso a viajar», añade. «Yo llevo muchísimos años patinando», dice Meji López. «Lo que atrae es que es un deporte entre comillas, es decir, te mueves, pero seduce más la cultura que hay detrás: la música o el arte», añade. «La gente que le coge el truco al skate es muy feliz porque al final es una forma más de salir con tus colegas», agrega.

Aumenta el skate en A Coruña
Aumenta el skate en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

En cuanto a la edad, todos los que patinan aseguran que es muy diversa. «Cuando empecé, prácticamente nadie patinaba en A Coruña», explica Javier Novelle. Sin embargo, ahora se puede encontrar gente desde los 5 hasta los 50 años. Y es que muchos adultos volvieron al skate como consecuencia de que sus hijos empezaban también. «Son gente que igual patinaba con 13 años y ahora que ven que sus hijos lo hacen, se volvieron a enganchar». Es lo que ocurrió con José Ramón Bran, que a sus 47 años y después de acompañar muchas veces a su hijo al parque decidió aprender él también. «Iba con mi hijo a que patinase y al final dije: "Venga voy a hacerlo yo también"».

Todos los skaters coinciden en que el sitio más típico para hacer skate dentro de la ciudad son las plazas de Pontevedra y de España. Otro lugar que frecuentan es el skate park de Los Rosales, aunque echan de menos que haya ciertas rampas. Explican que este tipo de parques que se asemejan a la calle no tienen, por ejemplo, piscinas o bowls, que permiten practicar otro tipo de modalidad sobre el monopatín. En el área metropolitana, no extraña ver por las tardes o los fines de semana gente en Bastiagueiro o Arteixo.

Un antes y un después en A Coruña

El mundo del skate avanzó mucho en A Coruña. «Cuando yo empecé el skate era algo que prácticamente no se conocía y que incluso estaba mal visto», afirma Javier Novelle. «Éramos literalmente tres las personas que patinábamos en A Coruña», continúa. Sin embargo, «hoy en día, con la aparición de las escuelas, cada vez se están uniendo más las nuevas generaciones». Este skater, que lleva montado en su patín desde el año 1984, explica que también cambió la mentalidad de la gente sobre el skate. «Antes me perseguían por la calle y ahora se puede ir a los skate parks sin problemas», sostiene. 

Jóvenes practicando skate en la plaza de Pontevedra, en A Coruña
Jóvenes practicando skate en la plaza de Pontevedra, en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

Esta evolución del patín en la ciudad también la nota Rodrigo Sánchez, profesor en la escuela Northside, en Arteixo, que asegura que «años atrás no había ninguna infraestructura para patinar». Sin embargo, ahora, «aunque los sitios no son los mejores, puedes ir y pasar el rato». Esta es la manera que tiene de ver este joven la forma en que ha cambiado este mundo en A Coruña y su área metropolitana. Después de diez años patinando, afirma que, aunque hacen falta más cambios, «no tiene nada que ver con lo que había hace algún tiempo». El primer parque que se construyó fue el de O Ventorrillo, en Salvador de Madariaga.

Cada vez más chicas

El skate es algo que antes estaba más ligado a los hombres. Sin embargo, todos los que están metidos en este mundillo aseguran que cada vez hay más chicas. Óscar Vales, de la tienda Vazva, asegura que «ahora hay aproximadamente un 50 %» de cada sexo. «Antes no se veía tanto, pero ellas cada vez están más presentes», explica Juan Castaño. Un ejemplo claro de ello es Kiara Martínez, una joven que comenzó hace unos años a patinar y que ya es una de las habituales en la plaza de Pontevedra. También lo vivió Xeila Santiago, que hace cinco años, cuando terminó el festival de música O Marisquiño, probó por primera vez y ya no volvió a bajarse del monopatín. 

Del estilo libre a las escuelas

El aumento de los skaters no solo se nota en las calles, sino que, como consecuencia de esto, aparecieron nuevos negocios como son las escuelas. Es el caso de Northside, un centro que abrió en el 2017 y que ya tiene casi cuatrocientos alumnos. Desde allí, Olaia Méndez explica que el proyecto nació porque «hacía falta un sitio donde enseñar a practicar esta modalidad». El objetivo es que los skaters aprendan de una forma más segura de lo que lo harían en el exterior.

«Es una visión antagónica al skate que se practica en las calles», asegura Olaia Méndez, puesto que el urbano es más entendido como un estilo de vida, mientras que en la escuela se concibe como un deporte. Indica que cada vez tienen más personas que van a recibir clases, sobre todo a raíz de la pandemia, lo mismo que ocurrió en el mundo del surf. Otro centro de enseñanza de este tipo es la escuela Maroña, aunque en este caso están más centrados en los profesionales. 

Iván Marono, dueño del establecimiento, afirma que comenzaron «como un skate park», pero vieron una oportunidad en el skate profesional. De hecho, es de aquí de donde ha salido Julia Benedetti, una joven que se presentó a los juegos olímpicos y quedó en la decimosexta posición. En el centro tienen dos niveles, «aficionado y profesional», e intentan que todo el mundo esté federado. Sin embargo, esa mentalidad no es la que predomina en el mundo del patín de A Coruña.

Ventas en las tiendas

MARCOS MÍGUEZ

Desde Vazva, Óscar Vales explica que aunque su tienda está especializada en surf, entraron «en el mundo del skate en el 2005». Dice que «el interés ha ido creciendo con el tiempo, sobre todo después de que apareciese el covid-19». Hay que sumar también la moda por todo lo urbano y la entrada del skate en los juegos olímpicos. Explica que a su local acude «mucha gente nueva», puesto que es un deporte que «ha pegado un bombazo en todas sus modalidades». Además, ya no solo llegan jóvenes de entre 15 y 30 años, sino que se ha expandido a un abanico de 4 a 60 años, algo que achaca a la aparición de las escuelas. 

A la hora de comprar una tabla, desde la perspectiva de muchos años de experiencia patinando y dando clase, Meji López, explica que «lo mejor es comprarse una grande para tener más estabilidad, y con gran separación de los ejes de las ruedas». Los tipos de tabla son muy diversos, aunque, según indica Óscar Vales, «las más habituales son las de siete láminas de madera, pero también se venden bien las de plástico reciclado». Añade que «lo primero es empezar utilizándolo como medio de transporte, no tirarse directamente por una rampa».

Reivindicaciones del colectivo

Aunque son varios los skate parks que hay en A Coruña, como el de Los Rosales, el de O Ventorrillo, el de Eirís, y en el área metropolitana, los de Bastiagueiro y Arteixo; los patinadores se quejan de que muchos en la ciudad no están en las mejores condiciones. Explican que al que se encuentra en Eirís no va nadie, solo gente con bici, debido a que «el suelo está muy poco cuidado». Javier Novelle añade que «está vacío porque está destrozado. Tiene agujeros y el suelo es áspero como una lija», describe. Por ello, desde el colectivo piden a las autoridades que se reparen y se haga mantenimiento de las instalaciones para que se puedan seguir utilizando.

Gabriel Amado, skater coruñés
Gabriel Amado, skater coruñés MARCOS MÍGUEZ

Gabriel Amado explica que «hay cierto desencanto con las instituciones públicas» como consecuencia del estado de los parques. Asegura que su intención es «ir a un pleno para reclamar mejoras». Denuncia que «están tirados desde el 2015». Se queja de que «debe haber cierto mantenimiento para se puedan seguir utilizando, pero no lo está habiendo». Todo esto es algo que ratifica Juan Castaño, que indica que «es una vergüenza como están los skate parks». Por ello, señala que suelen reunirse en la plaza de Pontevedra, y que si se mejorasen las instalaciones habría más gente que acudiría a ellos.

Brais Piñeiro, profesor de la escuela Northside, cuenta que él aprendió a patinar en el parque de Eirís. Indica que era el spot que más le gustaba, «pero ahora mismo está fatal», por lo que ya no va. «Es al que más cariño le tengo, pero no se puede patinar ya en él», añade. Sin embargo,desde el Concello aseguran que está en proyecto de reforma, que ya está redactado y aprobado y que se llevará a cabo a lo largo del 2023 con una renovación total de la instalación. Mientras, anunciaron que construirán otro en la plaza de Xosé Toubes, en Cuatro Caminos, pensado sobre todo para personas que están empezando en el mundo del monopatín, que cada vez son más.

Ambiente «skater» 

Prácticamente todos los que empiezan en el mundo del skate lo hacen por un amigo o un conocido que ya estaba metido en él. Es lo que le ocurrió a Juan Castaño, que asegura que todos sus «amigos del colegio se compraron monopatines y en verano subía con ellos para probar». Una historia similar es la de Rodrigo Sánchez, que empezó de pequeño porque veía a los amigos patinar. «Lo probé y luego me pasaba todos los días por la zona para ver si me lo dejaban». 

Y es que el mundo del monopatín es muy social. En general, la tendencia no es ir a patinar solo, sino hacerlo en compañía. Es una modalidad que te permite salir con los amigos a pasar un rato divertido, así como conocer gente nueva. Meji López asegura que «lo importante del skate es pasarlo bien, no hace falta ser muy bueno». El ambiente es sano, según describen, puesto que es «la propia gente del parque la que te guía sobre cómo hacer las cosas o te ayuda si te caes al suelo». Al final, todos concluyen que haciendo skate consiguen crear comunidad. Aleksandr Golovanov, un joven ruso que vive en la ciudad e imparte clases en Northside, explica que a lo largo de sus años haciendo skate «muy pocas veces me sentí incómodo o de fuera, es un mundo para sentirse en familia».