Manuel Pereira llegó ayer a Os Castros después de un mes entero en ruta
18 abr 2022 . Actualizado a las 08:25 h.La historia de Manuel Pereira, a quien sus amigos llaman Lolo, parece sacada de las páginas del libro infantil Lolo anda en bicicleta, que publicó Carlos Casares. Es un coruñés, que tras 10 años viviendo en Alemania, decidió emprender una aventura que asegura que le ha cambiado la vida. Durante un mes recorrió en bicicleta un largo camino en el que hizo una media de cien kilómetros diarios. La distancia final fue de 3.000 kilómetros.
Llegó este domingo a A Coruña, donde se reencontró con su familia y sus amigos, después de haber estado pedaleando 30 días seguidos. A sus 47 años, Manuel decidió coger su vieja bicicleta, una tienda de campaña, una caja de herramientas y algo de ropa y comenzar un viaje que tuvo como punto de partida Stuttgart, la ciudad en la que vive actualmente.
Gracias a esta ruta, que comenzó a planificar unos meses antes de subirse a la bicicleta, pudo conocer muchas partes de Europa de las que había oído hablar mucho, pero que no había tenido la ocasión de visitar. Este coruñés nunca había hecho el Camino de Santiago, por lo que decidió aprovechar su situación en ERTE como consecuencia de la pandemia para cumplir un sueño que tenía en mente desde hace mucho tiempo.
A lo largo del camino tuvo que enfrentarse a muchas adversidades. Sufrió contratiempos meteorológicos y se le averiaron varias piezas de la bicicleta. Sin embargo, explica que gracias a la ayuda de todas las personas que se encontró por el camino ha conseguido «llegar a la meta». De hecho, el sábado pasado se le rompieron dos radios de la bici y unos policías con los que se cruzó le ayudaron a arreglarlos.
Aunque ha estado en varios países durante la ruta, la parte que más ha disfrutado han sido los caminos en España. Explica que es «debido a que hay más afluencia de gente y la logística es mejor que, por ejemplo, en Francia». El momento más emocionante fue la llegada a la provincia de A Coruña. «Se me saltaron algunas lágrimas», reconoce.
Durante estos días, tuvo que hacer frente a fuertes temporales que le complicaron la tarea de llegar a A Coruña. Se quedó clavado en medio del barro, le costó avanzar debido al fuerte viento... Pero, a pesar de todo ello, Pereira consiguió cumplir su sueño y llegar al final del camino con éxito.
A pesar de ser una hazaña que le ha cambiado la vida, defiende que probablemente no sea hasta que vuelva a Alemania cuando se dé cuenta «de todo lo que ha supuesto este viaje».
Comenzó a pedalear en Stuttgart, la ciudad donde vive junto a su mujer y su hija, y avanzó a través de otras urbes alemanas, francesas y españolas. Indica que en estos días pudo «ver la bondad de la gente», puesto que son muchas las personas que le ofrecieron su ayuda. Unos chicos de Alicante con los que se cruzó en una de las etapas le regalaron una camiseta, puesto que la suya «estaba llena de barro».
«Nunca había hecho algo así», asegura Pereira. Tiene claro que no será la última aventura que viva, puesto que le gustaría «recorrer la costa gallega en kayak». Ahora, es consciente de algo: «Al volver, ya no seré el mismo».