Poco después del fallecimiento de Antonio Grandío, el último vaquero coruñés, desaparecieron también los animales que cuidó durante cuatro décadas
12 abr 2022 . Actualizado a las 14:25 h.Pegadito al pabellón del Santa Santa María del Mar, encajado entre la avenida de A Pasaxe y las vías del tren, existía un pequeño reducto rural en el que durante casi cuarenta años vacas, cerdos, gallinas y demás fauna agrícola —hay incluso quien dice acordarse de un avestruz— daban vida a una icónica postal en As Xubias. La elevada altura de la hierba, antes siempre al ras, da cuenta de que ningún animal pasta ya aquí ni lo hace desde hace tiempo.
El encargado de mantener viva esta pequeña explotación ganadera urbana a lo largo de cuatro décadas fue Antonio Grandío Varela, el último vaquero de la ciudad. Empezó cuando llegó a A Coruña desde su Begonte natal. Primero en la calle Monte, en la zona de Monelos, y después en esta privilegiada ubicación a los pies de la ría de O Burgo. Llegó a tener 60 cerdos, pero hoy los establos permanecen vacíos. Grandío falleció a finales del año pasado y poco después desapareció también esa fotografía rural a las puertas de la ciudad. Solo una pequeña zona de huerto que hace poco ha sido labrada parece mantener ahora algo de actividad.
La finca en la que durante tantos años atendió y crio a los animales —solo comían el pasto de su propia huerta, cebada de una pequeña cervecera y el pan de una importante panificadora— estuvo a punto de desaparecer hace unos años, cuando se estudió la posibilidad de crear un aparcamiento para dar servicio al hospital materno. Sin embargo, la propuesta se desechó con la construcción del Novo Chuac.