El pasado fin de semana, una vez más, se plasmó la imagen de que esta es la gran ciudad de la música en directo en Galicia
01 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Lo comentaba ayer con un promotor local. El pasado fin de semana, una vez más, se plasmó la imagen de que esta es la gran ciudad de la música en directo en Galicia. En un sábado actuaban en diferentes espacios Tanxugueiras (Pelícano), Miguel Poveda (Palacio de la Ópera), Vega (Inn Club) y Quique González (Teatro Colón). Eran cuatro opciones de nivel, muy apetecibles para cualquier oído más o menos abierto. Se podían matar entre sí. Yo mismo me vi en la tesitura de elegir uno descartando los otros tres, pensando en cómo afectaría esa competencia. Mi sorpresa fue que al llegar al Inn Club la sala estaba llena de gente para disfrutar del concierto —magnífico, por cierto— de la autora de Mirlo blanco. La actuación se desarrollaba al lado de Pelícano, donde Tanxugueiras habían colgado el sold-out. Al llegar me encontré a Guadi Galego. Venía a la carrera de ver antes a Quique González «dando un bolazo». Me comentan también que Miguel Poveda estuvo próximo al lleno. Si seguimos bajando en aforo, los Wetsocks funcionaron estupendamente en el Mardi Gras y, bueno, los vídeos que vi el Son de Camagüey en el Garufa confirman que la propuesta sigue teniendo la misma capacidad de convocatoria.
Todo esto suma a más de 5.000 personas pagando una entrada para ver música en una ciudad de 250.000 habitantes (una de cada 50 aproximadamente). Y, ojo, sin que el Coliseo programase ese día. Se confirma que, pese a la crisis, esto funciona. Aunque, eso sí, frenemos la euforia: el subsuelo ha quedado debilitado tras la pandemia. Sin La Nave, sin Baba Bar y sin Le Club, para que los nuevos proyectos puedan arrancar, no es lo mismo. Y las casas se hacen por los cimientos. Que nadie lo olvide.