Tania Lago, gerente de Doña Joaquina: «Estamos con los dedos cruzados para ver cómo salimos de esta»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

La empresa coruñesa, dedicada a la venta y distribución de pescado y marisco, sobrevive asumiendo pérdidas por la subida generalizada de los precios

29 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos años comenzó a funcionar en A Coruña la empresa comercializadora de mariscos y pescados Doña Joaquina. Con gran esfuerzo y mucha dedicación, Tania Lago consiguió sacar adelante la firma, centrada en la distribución local, pero con envíos al resto de España. Explica que la pandemia fue un tremendo bache del que consiguió salir a base de créditos personales: «No pudimos acceder a ninguna ayuda ni a los créditos ICO, como sí lo hicieron otras empresas, así que sobrevivimos a base de endeudarnos nosotros de forma privada», indicó. Ahora que comenzaban a recuperarse, como lo estaban haciendo muchas otras pequeñas empresas, les llegan más bombas de relojería que hacen tambalear la viabilidad de la empresa: la subida de los precios de la energía y de los combustibles, una inflación imparable y una huelga en el sector del transporte. «Lo de precio del gasoil es una locura y rompe el presupuesto de cualquier empresa», asegura. «Nosotros trabajamos con una depuradora de marisco de Mugardos y, habitualmente, tenemos que ir más de una vez al día. Y lo hacemos perdiendo dinero, porque si voy a por 30 kilos de almeja, lo que saco de venderla no cubre el gasto de la gasolina, de la autopista... Es más, lo hacemos perdiendo dinero», confirma. También comenta que los envíos se han encarecido de forma brutal: «Tenemos clientes en Madrid, en León... y mandar ahora un envío con una compañía de transporte es muchísimo más caro. Han aumentado los precios y sin previo aviso, especialmente la variable que afecta al combustible. Así, si antes podíamos enviar un pedido por 12 euros, ahora nos cuesta 28». También han tenido que asumir un incremento notable en el gasto de electricidad. Tania Lago explica que en puerto de A Coruña tienen dos naves, una para almacén con cámaras frigoríficas y otra para obrador y oficina. «Son almacenes diferentes, por lo tanto tenemos dos facturas de luz. En la que tenemos las cámaras, antes pagábamos una media de 40 euros al mes y, ahora, unos 90. En las otras instalaciones, la factura era de 60 euros y ahora nos llega de más de 100 euros. Es una locura. Pagamos más de 200 euros al mes en electricidad». Tania indica que han intentado reducir los consumos, encender aparatos eléctricos lo mínimo e, incluso, cambiaron las luminarias por otras más eficientes. «Pero esta no es la mejor manera. La gente no sabe que con lo que produces no sacas para cubrir los gastos», indica. La sangría de gastos y el incremento de precios llega hasta límites insospechados. «Incluso ha subido el precio de las cajas de porexpán donde metemos el pescado y el marisco. Si antes una caja podía costar 30 céntimos, más otros 9 de la tapa, ahora se ha duplicado y pagamos unos 67 céntimos más o menos, ya solo por la caja. Los márgenes ya eran justos pero ahora no da ni para cubrir gastos, y tampoco queremos que todo repercuta en el cliente, porque sino no vendes... Y yo tampoco compraría», comenta Tania. «Estamos con los dedos cruzados para ver cómo salimos de esta. No sé cómo estarán los grandes, pero las pequeñas estamos aguantando a duras penas. Van a cerrar tantas empresas pequeñas que no sé a dónde iremos a parar. Todo esto llega en el peor momento, cuando la gente se estaba recuperando».