—¿Qué peso tiene la pandemia?
—Las demandas respecto a los cuadros de ansiedad o depresión se han incrementado. Hay que pensar que los adolescentes han pasado dos años importantes de su vida en condiciones excepcionales. La incertidumbre, la sobresaturación de información respecto a la pandemia y las relaciones sociales condicionadas por las medidas sanitarias han condicionado esta etapa de sus vidas. También es cierto, que el ser humano tiene la capacidad de sobreponerse a situaciones complejas.
—¿Qué objetivos se marca?
—Por un lado, la idea es que puedan desarrollar habilidades para identificar y expresar las emociones; por otro, que puedan reconocer sus cualidades personales y los apoyos externos para lograr una vida sana. El proyecto consta de dos fases: en la primera les presentamos, por separado a las chicas y los chicos, en qué consiste el obradoiro de bienestar emocional y cómo lo vamos a realizar. Después les explicamos el proyecto a las familias y charlamos con algunas sobre las posibilidades para acompañar a sus hijos en este momento de su ciclo vital. La adolescencia es algo que vive la familia, no es un proceso exclusivo de los menores. La segunda fase sería la formación y el trabajo grupal, que está planteado en seis sesiones donde, a través de diferentes actividades, que girarán en torno a reconocer lo que sienten y lo que pueden sentir otras personas; experimentar sobre cómo resolver conflictos interpersonales de manera constructiva y experimentar sobre la toma de decisiones y comportamientos responsables a la hora de relacionarse entre ellos.