Matilde pide ayuda para recuperar la bufanda que llevaba su hijo el día que murió

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Matilde, con la bufanda que perdió el sábado en A Coruña
Matilde, con la bufanda que perdió el sábado en A Coruña CESAR QUIAN

Desde hace dos años no se ha separado de ella, pero el sábado la perdió durante un paseo por el centro de A Coruña

22 mar 2022 . Actualizado a las 15:26 h.

El 13 de febrero hizo dos años que Matilde Rabina perdió a su hijo Miguel Ángel Pousa de un infarto. Trabajaba en el puerto de A Coruña, en Langosteira, y su muerte conmocionó a la ciudad. «Ese día no tenía que ir a trabajar por la mañana pero tenía asamblea por la tarde y cambió el turno para la mañana -recuerda Matilde-. Me dijo: ‘mamá, mañana no me hagas de comer porque no me va a dar tiempo, ya como algo en el puerto'. Entró a las 7 de la mañana, hizo el café para él y sus compañeros, los llamó por megafonía, se sentó a tomarlo y allí se quedó».

En aquel momento Miguel Ángel, que era sindicalista, peleaba para solicitar un dispensario para Langosteira. El mismo que le podría haber salvado la vida. «Fue un cúmulo de errores —asegura la madre—, tardaron muchísimo».

Desde que su hijo falleció, Matilde no se separa de una bufanda muy especial para ella. «De aquel día solo me quedó esa bufanda. Estaba en mi coche, que ese día llevo él porque el suyo lo había dejado en el taller. El resto de la ropa que llevaba puesta se la quedó el juzgado». Esa bufanda hace dos años que va con ella a todas partes, «invierno y verano. Si hace calor y no la puedo llevar puesta la llevo en el brazo, o atada en el bolso, pero siempre de fuera que le dé el aire».

El sábado pasado Matilde fue a comer con su hija y su marido, y la perdió. «Fuimos andando desde Adormideras hasta la avenida de Navarra porque queríamos comer pulpo. Luego volvimos a bajar a Adormideras a buscar el coche para ir al centro. Aparcamos en Zalaeta y fuimos caminando al Sampaio de la Marina. Y saliendo de allí ya me di cuenta de que no llevaba la bufanda».

La prenda, en tonos marrones, iba atada al bolso con un nudo. «Nunca se me perdió ni se me desató -lamenta Rabina-. Al día siguiente salí haciendo el mismo recorrido, volviendo a preguntar, pero nada. Para mí no es una bufanda cualquiera, me siento como desnuda». Matilde comenzó a pedir ayuda en las redes sociales para recuperarla, y los amigos de su hijo también se pusieron manos a la obra. «No creo que la encuentre porque a lo mejor pudieron, yo que sé, tirarla al polvo. Yo tengo más bufandas, voy al fútbol con sus amigos y llevo su bufanda y su chaquetón... pero no son como esa».

Recuerda, además, cómo hace un año esta prenda de algún modo le salvó la vida. Cuando paseaba por la zona de Punta Herminia le cogió una ola por detrás, la tiró y casi se la lleva para el fondo. Pero la bufanda se enganchó en unas piedras y Matilde pudo salir. «A donde iba yo no no iba sola, iba mi hijo conmigo».

Ahora Matilde se siente muy apoyada y agradecida, pero está triste. «Ahora estoy un poco triste -confiesa- aunque yo no suelo mostrarme triste delante de nadie, porque ellos sufren mucho, mucho. No quiero que me vean triste, y eso de alguna forma también me ayuda». Recuperar esa prenda que significa tanto para ella podría traerle un poco de paz a Matilde.