A las cinco en el cine Avenida

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

El cine Avenida.
El cine Avenida. XOSÉ CASTRO

29 ene 2022 . Actualizado a las 09:40 h.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que en Coruña se quedaba con los amigos a las cinco en el cine Avenida. Y nunca antes de las cinco en el cine Avenida.

A las cuatro y media —craso error— llegamos mi amigo Marcos y yo, imberbes inconscientes en aquellos tiempos de náuticos de colores y sudaderas de Amarras, escapando por Santa Catalina de unos jichos que intentaban darnos caza desde la plaza de Pontevedra. Entonces, la ciudadanía para los adolescentes se dividía en gente normal y jichos.

El Avenida, que marcaba la hora de Coruña bastante mejor que el Obelisco, tenía dos ventajas como punto de encuentro. Una, su situación en pleno Cantón Grande, con bancos delante para sentarse al sol si hacía bueno. Y dos, un soportal abierto que lo convertía en refugio cuando bramaba el viento del Orzán y en las losas de la acera llovía para arriba porque estas repelían con violencia las gotas para empaparte la pernera del pantalón.

El soportal, en forma de U, entraba hacia la puerta del cine rodeando un viejo ascensor de hierro, de manera que se accedía por un lado del elevador y se podía regresar a la calle por el otro. Y en el recodo del fondo, entre carteles de películas y buscando la manera de ocultar la paga semanal, nos escondimos mi amigo Marcos y yo pensando, cuando ya era muy tarde para rectificar, que si nos acorralaban allí dentro no tendríamos escapatoria.

Los jichos pasaron de largo. O encontraron por el camino otros primos que corrían menos. Quién sabe. También los años pasaron de largo, pero jamás olvidaré aquella eterna media hora, agazapado hasta que a las cinco de la tarde, como por arte de magia, el soportal se llenó de chavalada y bullicio. En las losas del Cantón llovía para arriba.