Longueira indicó también que «la mayoría de los casos, sobre todo los graves, son en no vacunados» para subrayar el papel que ha tenido la vacunación, y confesó no atreverse a vaticinar si, de la misma forma que el ascenso de esta ola fue vertiginoso, la desescalada será rápida: «Sería lanzarme a una piscina vacía, cada país se comporta de forma distinta, por densidad de población, por la edad... todo eso cambia mucho el perfil de descenso. Ojalá sea así y descienda rápido, pero por la experiencia de otras olas, subieron rápido pero los descensos fueron graduales».
Por ello, el internista volvió a insistir en las medidas de protección, consideró «muy precipitado» que algunos países, como el Reino Unido, hayan decidido levantar las restricciones el 27 de enero y recordó que hace nada «parecía que estábamos saliendo y apareció ómicron, suerte que es una variante no especialmente dura, pero nos enseña que no podemos bajar la guardia», dijo antes de señalar que el uso de la mascarilla «me parece un mal menor». «Tenemos una vida con muy poquitas restricciones comparado no ya con el 2020, sino con principios del 2021. La hostelería, nuestra vida social, la parte más divertida, estaba muy restringida. Ahora tenemos alguna restricción pero hacemos una vida mucho más bonita que el año pasado», valoró.