José Brañas, vecino de Aranga: «De la ciudad solo echo de menos la hora de volver a casa»

Toni Silva ARANGA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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Independizados los hijos, abandonó A Coruña para «ganar calidad de vida»

09 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Para José y su mujer, el síndrome del nido vacío no fue precisamente traumático. Ambos vivían en A Coruña juntos a sus dos hijos, pero cuando estos se independizaron, la pareja retomó sus planes de cambiar la ciudad por el campo, pese a mantener el vínculo laboral con A Coruña, ella en la refinería y él en el puerto. Escogieron Aranga porque allí tiene sus orígenes José Brañas, de 57 años. «Cuando los hijos se fueron restauramos una casa en la aldea de Roibos y desde entonces no podemos tener mejor calidad de vida».

—¿Hay algo que eche de menos de vivir en la ciudad?

—Solo la hora de volver a casa [ríe].

Recuerda su piso de A Coruña y se imagina viviendo allí el confinamiento del 2020. «Hubiera sido terrible, la gente estaba enjaulada, pero aquí no te enterabas, esto es calidad de vida», insiste José, quien incluso en su infancia coruñesa se considera «un chaval de aldea». «Yo vivía en San Amaro, en una casa de planta baja, leiras y animales, y el mar, claro, la ciudad estaba a unos cuantos minutos, estaba en A Coruña pero me sentía en un ambiente rural, y eso siempre me gustó», indica.

Por eso no considera un trastorno tener que desplazarse a diario desde este punto hasta la ciudad para trabajar. «Solo tenemos siete minutos de pista asfaltada, el resto autovía, y en 25 minutos ya estás allí», indica José desde Roibos. 

La esperanza del alcalde

Esa tranquilidad que ha conseguido en Aranga contrasta con la preocupación del alcalde de este municipio, Alberto Platas, para conseguir fidelizar población porque, pese a casos como los de José y Yolanda, son más los que abandonan el concello engordando cada año los números negativos. El regidor está convencido de que el polígono industrial de Montesalgueiro, de inminente construcción, será el punto de inflexión para cambiar la curva demográfica. «Solo en la primera fase hay dispuestos 300.000 metros cuadrados, todo el material que venga de la meseta o salga del puerto exterior pasará por aquí, Montesalgueiro será un punto logístico muy importante que generará muchos puestos de trabajo y hará subir nuestro padrón municipal», señala el alcalde del PP, quien presume de la parroquia de Cambás, con unos 400 habitantes, de perfil ganadero y donde el relevo generacional de las cooperativas permite mantener «con mucha vida» esa parroquia «que es más grande que todo el Ayuntamiento de Vilarmaior».

Precisamente a Vilarmaior se ha trasladado Ana desde su casa de A Coruña, junto a su marido, en una casa de reducidas dimensiones «pero con 2.000 metros de finca». «Eu pasei o confinamento ao sol, esta casa foi a miña residencia dende a pandemia, a miña salvación», señala Ana, quien se recupera de varias enfermedades que el covid podría complicar seriamente. 

Mala cobertura móvil

Ella sí echa de menos muchos servicios propios de la ciudad, en parte porque la pareja solo dispone de un coche. «Outro problema aquí en Vilarmaior é a cobertura do móbil, era un lío para organizar as citas médicas», señala esta mujer oriunda de Foz. «Pero nestes tempos todo compensa por un sitio así, non imaxino un encerro na Coruña como o que viviron moitos veciños e amigos», concluye.

Oza-Cesuras baja sus impuestos para no caer de los 5.000 habitantes

El padrón previo a la pandemia amenazaba al municipio de Oza-Cesuras, en el que la fusión no se tradujo en un crecimiento demográfico. Tras dos años bajando el número de vecinos, el 1 de enero del 2020 se encontró con una curva descendente que se paraba en 5.096 personas. Bajar de los 5.000 habría supuesto un golpe a los ingresos del Concello, tasados por el alcalde en 80.000 euros anuales. Pero la fuga de coruñeses en busca de casa unifamiliares tras el confinamiento del covid-19, comenzó a cambiar una situación a la que el Ayuntamiento dio su propio empujón: rebajó el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) en un 95 %, un importante estímulo para los que buscan nueva vivienda. A cambio, el Concello exige un empadronamiento fijo durante tres años. La pandemia y la medida municipal han empezado a dar sus frutos: desde marzo del 2020 hasta finales del 2021, hay casi 500 nuevos empadronados.

Manuel Faraldo, alcalde de Miño: «Aquí vive gente de Madrid gracias al teletrabajo»

Si Oleiros es el municipio que más ha incrementado su población en los últimos 10 años en términos absolutos, Miño es el primero porcentualmente. Desde el 2010 la cifra ha crecido en casi 800 vecinos, un 12,5 % más del padrón. En pocos años, este ayuntamiento costero se ha sacudido el icono de burbuja inmobiliaria fallida para rehacerse precisamente desde la urbanización Costa Miño. «Pero también se están ocupando muchas casas vacías del núcleo urbano», señala el alcalde de Miño, el socialista Manuel Faraldo, quien ha sido testigo el año pasado del que será un nuevo alza en el INE. «Estamos sumando una media de 50 personas al mes», indica. «También aquí vive gente de Madrid gracias al teletrabajo, esos en cambio no están empadronados, pero al final todo suma, como los que han comprado vivienda atraídos por el campo de golf», señala el regidor.

Hay dos tipos de perfil de los nuevos habitantes de este municipio a caballo entre A Coruña y Ferrol. «En los últimos años ha venido mucha población autóctona que se había ido a A Coruña por motivos laborales y que ha optado por residir aquí», explica Faraldo. El otro perfil es el que procede de cualquier otro concello del entorno, «Cambre, Culleredo, A Coruña, sobre todo parejas jóvenes que pueden adquirir una vivienda mucho más barata y más espaciosa», argumenta el alcalde, convencido de que el diseño de las últimas rutas de senderismo también han consolidado la buena imagen de un municipio que arrastra una deuda de 20 millones de euros con el Estado por las expropiaciones de Costa Miño. 

Rebajas en la autopista

«La playa es uno de los motores, pero también el abaratamiento de la autopista, ir y volver a A Coruña, o a Ferrol, y solo pagar uno de los viajes también es un estímulo para escoger un municipio como Miño», concluye Manuel Faraldo.