A Coruña, Lindbergh y las luces de la cultura

Miguel Lorenzo SENADOR POR A CORUÑA Y PORTAVOZ DE CULTURA DEL GRUPO POPULAR EN EL SENADO

A CORUÑA CIUDAD

M. Dylan

02 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No se puede entender la ciudad de A Coruña sin el puerto, motor de la ciudad durante siglos que supo evolucionar con lo que demandaba cada época, un espacio de trasiego de mercancías pero también de personas, que vio despedir a tantos gallegos a la diáspora y que presenció reencuentros que nos emocionan y todavía perduran en nuestra memoria. Un entorno que hoy mezcla lujosos cruceros, lonja pesquera o descargas de materia prima para combustible.

Fue precisamente la sucesión de accidentes vinculados a la llegada de grandes petroleros a su bocana la que abrió la puerta a una nueva infraestructura lejos del casco urbano y la apertura de nuevos usos en una fachada sin igual, la de la ciudad de cristal. Como tantas veces, los gallegos nos crecemos ante el infortunio y terminamos por positivarlo.

En la actualidad, A Coruña se encamina hacia uno de los mayores cambios urbanísticos de su historia, y el sendero empieza a marcarse con un sello de garantías, el que ofrece la cultura.

La retrospectiva que se exhibe sobre la obra del fotógrafo Peter Lindbergh en el muelle de Batería coruñés ejemplifica cómo revivir y conferir un nuevo uso a unos espacios que ya semejaban sin vida para lograr un excelente matrimonio entre continente y contenido. Que la rehabilitación la firme además una arquitecta coruñesa como Elsa Urquijo advierte sobre el potencial que atesora la ciudad. La apuesta de Marta Ortega por traer una muestra que el Financial Times selecciona entre los cinco acontecimientos culturales más sobresalientes de este otoño-invierno a nivel mundial confirma cuál debe ser el camino: A Coruña tiene una oportunidad extraordinaria para cimentar su marca como ciudad a partir del diseño de una oferta cultural de calidad.

Las luces de la cultura brillan con fulgor en el norte de Galicia, y no deben dejar de hacerlo. El puerto, que además desde su dirección asume la voluntad de mostrarnos su rica historia, llega con fuerza a un escenario en el que ya destacaba una nutrida oferta de larga trayectoria a través de otros museos y salas de exposiciones. A Coruña debe profundizar, con esta eclosión portuaria y la llegada de la alta velocidad ferroviaria, en la vocación por convertirse en un foco de atracción de un turismo de calidad que desafía la estacionalidad, que atiende a una oferta cultural y gastronómica de alta calidad capaz de generar un gran y sostenible retorno económico a la ciudad. Un plan que, lo estamos viendo ahora, debe ir de la mano de la colaboración entre Administración, organismos públicos e iniciativa privada.

Esas 161 imágenes de Lindbergh retratan el futuro de la fachada marítima coruñesa. Allí donde Alberto Martí fotografió el desgarro de la emigración se tomarán a partir de ahora otras instantáneas. Sabemos de dónde venimos y lo recordamos con orgullo. El puerto cambiará, debe hacerlo. Ahora debemos tener claro dónde debemos poner el foco que dé luz a la ciudad.