—Pues deja el listón muy alto para el año que viene.
—Pero ya tengo otra sorpresa (artesana y muuuy nuestra) preparada para la próxima Navidad.
—Apuesto a que triunfará.
¡Vamos vecinos!: Un dibujo a lápiz, con Laura Ferreiro animando al vecindario desde su ventana, ocupa su foto de perfil en WhatsApp. Se lo hizo una niña del barrio y lo guarda con mucho cariño. Fue una forma de agradecer el apoyo de la tendera a todos sus vecinos en los peores momentos de la pandemia.
«Ni delicatessen ni gourmet. Odio esas palabras con toda mi alma. Soy una tienda de barrio»
La dueña del ultramarinos de la calle San Diego es una defensora del comercio de cercanía y del tú a tú con el vecindario.
—Menos Internet y más barrio.
—El barrio es vital. Soy una defensora del comercio local, que da luz a las calles y gracias al que los vecinos se conocen entre sí.
—¿Especializarse es la vía?
—Ni delicatessen, ni gourmet, odio esas dos palabras con toda mi alma. Soy una tienda de barrio. La palabra que más me gusta en el mundo para definir mi empresa es un ultramarinos.
—Pero también vende online y es muy activa en redes sociales.
—Sí, claro, porque el pequeño comercio tiene que evolucionar y actualizarse. Intento modernizarme y vivir la época que me ha tocado vivir.
—¿Qué poso le ha dejado el covid?
—Al haber sido esenciales, me quedo con el haber podido ayudar a los vecinos. Me he dado cuenta de lo sola que está mucha gente. Y nos hemos conocido más. A muchos los he presentado yo.
—Con lo sociable que es usted, no me extraña nada.
—Mire, hoy se jubila Miro, el peluquero de la esquina, que lleva toda la vida con nosotros. ¿Usted sabe qué pena tengo?
—Me lo puedo imaginar.
—Aquí quedamos solo dos negocios. Si cerramos alguno, esta calle queda muerta. La venta online es necesaria, pero nunca debe terminar con la presencial.
—¿Está notando la crisis de los suministros?
—Con los de aquí no, pero estuve sin un aceite por culpa del tapón y hubo problemas con los cartones de empaquetar conservas.
—Y los precios por las nubes.
—Ha subido todo. Ya no le digo la materia prima, pero el cartón, la luz, la gasolina... Eso se nota.