No entiendo nada de ese mural

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

J.B.

Poco a poco, pasando por allí con esa mirada preadolescente, lo empecé no a entender, pero sí a querer y apreciar

08 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1989, siendo un crío, sentí una gran extrañeza por el mural de Leopoldo Nóvoa en la cantera del parque de Santa Margarita. No entendía su sentido. Pero vi, expectante, cómo iba creciendo aquella obra elaborada con material de desecho proveniente de la construcción. Fundía arte y naturaleza de un modo inquietante. ¿Por qué dejaba partes de roca? ¿Por qué incrustaba palos de madera? ¿Qué sentido tenía combinar todos aquellos colores? ¿Iba a recubrir toda la cantera o solo una parte?

El mural -de 700 m2- causó conmoción en la ciudadanía, según cuentan las crónicas. Pocos entendían el sentido de aquella artistada. Pero cuando eres un niño aceptas la ignorancia como parte de ti y aspiras a saber. Poco a poco, pasando por allí con esa mirada preadolescente -y ver como la gente que sabía decía que era una maravilla-, lo empecé no a entender, pero sí a querer y apreciar, situándolo como uno de los iconos de la ciudad. Más tarde me encantó ver que mi grupo coruñés favorito, Los Eskizos, lo escogía para hacerse sus fotos promocionales.

Varias décadas después, la sorpresa la causó ver cómo el Ayuntamiento lo destrozaba incrustando una pasarela en él para cruzar la avenida de Arteixo. Me volví a sentir un niño, sin entender nada de los adultos. Ahora, observando cómo la maleza se ha convertido en un elemento más de la obra, ya no es que me quede perplejo, sino que constato el abandono que muchas partes de esta ciudad llevan sufriendo desde hace muchos años. Algunas tan sugerentes, excitantes y llenas de misterio como este mural fascinante. Esperemos volver a verlo en casi toda su plenitud tras la limpieza. Sí, porque lo de la vergonzosa desfeita de la pasarela... eso ya no tiene arreglo.