Andrés Lacasa, gerente de la OSG: «Dima se dejó la piel por el proyecto y seguirá vinculado de alguna forma»

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Andrés Lacasa, gerente de la Orquesta Sinfónica de Galicia.
Andrés Lacasa, gerente de la Orquesta Sinfónica de Galicia. ANGEL MANSO

La orquesta inicia su 30.ª temporada, marcada por el regreso al Palacio de la Ópera y la incógnita de la continuidad de su director titular

02 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Treinta años de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) y un motivo extra de celebración: la reapertura poscovid. El gerente de la agrupación, Andrés Lacasa Nikiforov (Madrid, 1976), recibe con entusiasmo la noticia de un mayor aforo en el Palacio de la Ópera de A Coruña. «Para octubre hay a la venta entradas sueltas, pero la idea es sacar abonos en noviembre para el resto de la temporada», celebra. El regreso del público será un gran respaldo en un curso marcado también por el fin del contrato del director titular, Dima Slobodeniouk.

-¿En qué situación llega la OSG a sus 30 años de existencia?

-La fortaleza de este proyecto ha permitido a la OSG dar una respuesta firme ante la pandemia, con una gran capacidad de adaptación. A pesar de las dificultades, logramos aumentar la actividad con cuatro giras, grabaciones, estrenos... En 30 años se ha consolidado un modelo de excelencia, social y didáctico. Ahora debemos afianzar el proyecto internacional y crecer por la base.

-¿Volverán las giras internacionales de la OSG?

-Ese contexto cambió mucho por la crisis del 2008. La cuestión ya no es hacer giras, sino qué giras se hacen; hay que buscar la forma de que nos quieran invitar por lo que somos, teniendo en cuenta que competimos con orquestas de 150 años y más recursos económicos. Alguna ha quebrado por esas grandes giras.

-¿Y el crecimiento por la base?

-Es otro concepto que ha cambiado. A través de los profesionales hemos creado una cantera de músicos de excelencia. Ahora nos interesa crear afición, que la música sea algo tan común como el deporte. La gente no practica fútbol para jugar en el Real Madrid.

-¿Qué va a pasar con la dirección artística? Dima Slobodeniouk acaba contrato a final de curso y no le van a faltar pretendientes después de dirigir la Filarmónica de Berlín o el Concertgebouw.

-Los ciclos artísticos entran dentro de la normalidad sinfónica. Pasa en todas partes. Es necesario saber cuánto duran y pensar siempre que la institución está por encima de las personas. Tenemos un comité artístico que está trabajando con distintas alternativas por lo que pueda pasar, y estoy seguro de que se encontrarán fórmulas buenas para todos. Dima se ha dejado la piel por el proyecto y seguirá vinculado a él de una u otra forma. Pero debemos adaptarnos a la realidad y que cada uno encuentre la mejor alternativa a su futuro. Lo bueno de la OSG es que tiene suficiente fortaleza como para tomar sus propias decisiones artísticas. Todo lo que vaya a ocurrir va a formar parte del día a día de cualquier institución sinfónica; lo que es una anomalía es que no haya cambios.

-Entonces, está prevista esa contingencia.

-Sí, siempre. Pero es que, además, más del 50 % de la temporada de la orquesta es con directores invitados, con los que se hace una selección muy rigurosa. También tenemos que estar ojeando nuevas promesas. La transición, en el caso de que se vaya a producir, será velando siempre por los intereses artísticos de la OSG y viendo qué ocurre en el mercado. En cualquier caso, Dima nos ha demostrado a todos que se puede tener un talento descomunal y, encima, ser muy buena persona. En eso también ha dejado huella.

-Sería absurdo discutir su talla profesional, pero ha habido voces discrepantes con lo que consideran un exceso de programación de obras rusas y finlandesas.

-Pero hay que ir a los datos para ver que la realidad es otra: se ha programado menos música escandinava con él que con Víctor Pablo, por ejemplo.

-¿Qué destaca del programa de esta temporada?

-Un repertorio nuevo fabuloso, pero también obras conocidas. Y haremos una sinfonía de Rogelio Groba, con quien la OSG tiene una deuda por todo su apoyo. Le hemos encargado una obra por el 30.º aniversario. Se estrenará la temporada que viene.

-En cuanto a la plantilla, vuelve a haber renovación.

-Sí. Fundamental. Las audiciones deben ser parte del día a día para refuerzos, vacantes... La tasa de reposición se paralizó en el 2013. Ya no lo está; el año pasado ganaron su plaza por concurso dos intérpretes de la cantera. Pero para España fue un desastre, porque coincidió con su mayor eclosión de músicos de calidad. Tuvieron que salir y muchos vuelven ahora. Algunos son gallegos.

«Nuestra meta es un horizonte estable de financiación»

El nuevo curso supone también el regreso al Palacio de la Ópera.

-¿Es una buena noticia la vuelta al auditorio?

-Sin duda. Sabíamos que el Coliseo no era el espacio idóneo para la actividad sinfónica, pero nos ha salvado la vida, así que estamos agradecidos. Ahora volvemos al Palacio con un reto pendiente, que los músicos tengan una casa. Es una anomalía que no puedan disfrutar de lunes a domingo de un espacio para estudiar y dar clases, y es una paradoja que quieran trabajar más y no puedan. Pero barajamos varias alternativas y pronto va a haber soluciones.

-¿Cómo está la situación financiera? El Ayuntamiento lleva tiempo reclamando lo que considera una deuda de la Xunta con el Consorcio de la Música.

-Quiero pensar que estamos en un punto de inflexión. Este año ha habido un cambio en la tendencia, muy bienvenido, gracias al convenio del Xacobeo 2021-2022, por el que vamos a poner en marcha actividades extraordinarias. Igual que la orquesta es un gran equipo de cien personas, a nivel institucional también hay que trabajar en equipo. Hay mucha labor que se debe hacer siempre en la junta de gobierno del Consorcio, no fuera, porque da la sensación de poca profesionalidad. Por tanto, trabajo en equipo. Y lo que está claro es que las óperas requieren financiación extraordinaria, siempre ha sido así. Si queremos que la orquesta vuelva a hacer ópera, necesita esa financiación. Lo mismo pasa con las giras. Y desde luego, nuestra meta debe ser lograr un horizonte estable de financiación, porque una orquesta planifica a tres o cuatro años.

-¿Qué se dice de la OSG fuera de Galicia?

-Fuera hablan maravillas de la OSG, estamos en el top de las orquestas. Pero si queremos competir, debemos hacerlo también con recursos, porque muchas nos superan en presupuesto.