El paso de Pedralonga arranca en A Coruña, pero Alfonso Molina depende de la UE

Xosé Gago / Tamara Rivas A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

El Gobierno inicia la obra de la pasarela y espera fondos europeos para ampliar la avenida

23 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno dio este miércoles el pistoletazo de salida de la construcción de la pasarela de Pedralonga. Es una infraestructura necesaria para ese barrio y Palavea, cuyos vecinos la reclaman desde hace años para corregir el aislamiento que sufren ambos lugares.

El viaducto es en realidad solo una de las tres fases en las que el Ejecutivo ha dividido el proyecto de ampliación, mejora e integración urbana de la avenida de Alfonso Molina, que toda la ciudad reclama desde finales del siglo pasado. Pese a ello los trabajos siguen sin fecha, pendientes de que terminen los trámites previos y se confirme que contarán con financiación de la UE.

La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey; la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas, y el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, acudieron por la mañana al acto de inicio de la construcción de la pasarela. Estuvieron acompañados por el portavoz del gobierno municipal y concejal de Economía, Hacienda y Régimen Interno, José Manuel Lage Tuñas; el edil de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, y el jefe de la demarcación de Carreteras del Estado en Galicia, Ángel González del Río.

Aunque sea parte de un proyecto mayor, el delegado destacó la construcción de la pasarela. Explicó que se trata de la primera obra en carreteras en Galicia que se financia con cargo a los fondos europeos Next Generation. Además, confirmó el compromiso del Gobierno con la humanización de Alfonso Molina al señalar que la obra del viaducto marca el inicio de ese proyecto.

Miñones no concretó fechas, pero insistió en que los trámites para iniciar el resto de las fases avanzan de acuerdo a lo previsto. Según explicó el delegado, la elaboración de los informes de impacto ambiental de la avenida ya se encuentra en su fase final. El objetivo, subrayó, es que el proyecto pueda entrar en el plan de recuperación, lo que se traducirá en financiación de la UE.

Miñones no entró en el debate sobre si se trata de una humanización o una ampliación. Señaló que ambas opciones son compatibles, y añadió que la reforma servirá para mejorar la seguridad vial, que era el objetivo primordial, y también para «ganar espazo para a cidadanía».

Por el momento, solo la pasarela tiene fechas y fondos. Su construcción costará 1,22 millones de euros, tendrá una longitud de 161 metros, un ancho útil de tres metros y barandillas laterales con el fin de garantizar la seguridad de los usuarios. Además, con el fin de cumplir con la normativa vigente en materia de accesibilidad, la pendiente máxima será de un 6 %. José Miñones explicó que los trabajos tienen un plazo de ejecución de 26 meses, pero se mostró convencido tras hablar con los técnicos responsables de que será posible recortar tiempos y que esté lista en el 2023. 

Rey y la seguridad

La alcaldesa, Inés Rey, se mostró satisfecha por el esperado inicio de los trabajos y recordó que la vía, tal y como estaba hasta ahora, «suponía un alto risco para os veciños, que se xogaban literalmente a vida para cruzar».

Durante años, el cruce que une la AC-11 y la N-550, en las inmediaciones del Alcampo, ha sido escenario de numerosos accidentes de tráfico. En enero del 2021, una mujer resultó herida grave al ser atropellada cuando cruzaba.

Rey aseguró que con el arranque de las obras «o Estado salda unha débeda histórica cos barrios de Palavea, Pedralonga e Eirís», y añadió que el compromiso del Gobierno central con la ciudad de A Coruña se materializará en «investimentos que superan os 400 millóns» en distintos proyectos, como el saneamiento de la ría de O Burgo o la estación intermodal, que por el momento no han comenzado.

El inicio de los trabajos coincide con las obras que se desarrollan en la carretera de Eirís, en la que estos días se han producido algunas retenciones porque está cortado uno de los carriles.

Las ayudas Next Generation abren la puerta a que A Coruña recupere el tiempo perdido

Como una milagrosa aparición mariana, a la ciudad la han venido a ver los fondos Next Generation que, si se cumplen las promesas del Gobierno, van a desatascar todos los proyectos atrasados en A Coruña: la ampliación de Alfonso Molina, la del puente de A Pasaxe, la regeneración de la ría de O Burgo, el enlace ferroviario al puerto exterior, la intermodal e incluso ideas con menos años encima, como el Novo Chuac, correrán a cargo del programa de ayudas diseñado tras la pandemia del coronavirus.

Con la excepción del nuevo hospital, que es competencia de la Xunta, y de la Intermodal, en la que comparten responsabilidad esa Administración, el Ayuntamiento y el Estado; todos los proyectos que quizá pague Europa son responsabilidad exclusiva o mayoritaria del Gobierno.

La mayoría arrastran años, e incluso decenios de retraso. Las demoras no han sido siempre imputables al Ejecutivo central. Valga el ejemplo de Alfonso Molina, que estaba casi listo para la licitación cuando la Marea Atlántica, recién llegada al gobierno local, rechazó el proyecto de Fomento.

El actual Gobierno central tampoco invirtió en ellos. En los presupuestos presentados por el equipo de Pedro Sánchez en sus primeros años en la Moncloa no se incluían fondos para iniciar las obras, y algunos incluso desaparecieron de las cuentas

Pero los Next Generation han cambiado el escenario. Esos fondos tienen plazo límite de ejecución, por lo que se prefieren proyectos ya avanzados. En el caso de A Coruña, tras años de parálisis, hay donde elegir. Queda defender su candidatura con éxito.