La familia de Mónica Marcos, víctima del crimen machista de A Coruña: «Nos sentimos arropados por toda la ciudad»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Aunque dicen que no tienen «fuerzas» para estar presentes, apoyan y agradecen la marcha convocada para este jueves con la que se pretende rendir homenaje a la fallecida y pedir condenas más duras para los agresores

21 sep 2021 . Actualizado a las 18:33 h.

«Agradecemos mucho el apoyo mostrado por todos los vecinos y nos sentimos muy arropados por toda la ciudad». La familia de Mónica Marcos Piñeiro, la panadera de 52 años apuñalada en A Coruña el pasado miércoles presuntamente por su pareja sentimental, respondió así a las continuas demostraciones de cariño que les están llegando en un momento tan delicado. En conversación con La Voz de Galicia, pidieron respeto para poder pasar el duelo en la intimidad, pero sí quisieron lanzar un mensaje de unidad «para acabar de una vez por todas con esta lacra social, que es la violencia machista». Indicaron también que agradecen y apoyan la marcha organizada por la Asociación de Vecinos de San Cristovo das Viñas para el jueves, a las 19.30 horas, con la que se pretende rendir homenaje a la fallecida y denunciar cualquier tipo de violencia, especialmente la que se ejerce contra las mujeres. «Pero, evidentemente, no vamos a asistir ya que ninguno tenemos las fuerzas suficientes como para hacerlo», explicaron.

Esa marcha solidaria partirá desde la plaza de la Palloza y terminará frente al Ayuntamiento, en la plaza de María Pita, donde está previsto que se lea un comunicado. «Además, tenemos previsto concentrarnos todos los jueves delante de su panadería para exigir que se endurezcan las penas contra los agresores y para que no se olvide a Mónica», anunció María José Castelo, presidenta de la entidad vecinal. «Es que el barrio de O Birloque sigue conmocionado y continuamos recibiendo condolencias para que se las traslademos a la familia. Son los propios vecinos los que nos animan a emprender iniciativas para que Mónica no quede en el olvido», aseguró. «No damos crédito a lo sucedido. Nos rompió el corazón a todos. El barrio seguirá realizando homenajes hasta que el supuesto asesino pague por lo que hizo o hasta que la familia nos diga que es el momento de parar», aseguró.  

La panadería volvió a abrir

El barrio coruñés de O Birloque intenta a retomar la normalidad casi una semana después del trágico suceso. De hecho, la panadería de Mónica volvió a abrir el fin de semana pasado, aunque con una ausencia patente. En el escaparate y en la zona exterior de la tienda siguen colgadas las dedicatorias, dibujos y muestras de cariño que todos estos días han ido dejado clientes y vecinos. «Gracias por tu sonrisa, tu cariño y tus palitos», «...non me creo que xa non te volverermos ver», «Tu voz sigue hablándome, tus ojos siguen mirándome, tu pan sigue alimentándome. Sigues presente para mi...», son algunas de las frases pegadas en las paredes y que mantienen vivo el recuerdo de Mónica. También decenas de ramos de flores se acumulan en el interior de la panadería. Y todos los clientes, con dolor y rabia contenida, muestran sus respetos a una familia de personas trabajadoras muy extensa, conocida y querida en este barrio coruñés.

A pesar de que desde diferentes fuentes oficiales se había confirmado que el supuesto agresor, José Ramón Guerreiro Galdo, tenía antecedentes penales por violencia machista, fuentes jurídicas aclararon que sí había sido denunciado «pero nunca condenado» por esos hechos dado que las pruebas no fueron concluyentes. En este sentido, y ante ciertos comentarios aparecidos en las redes sociales, portavoces de la familia quisieron aclarar que Mónica no podía conocer todos los detalles de la trayectoria vital de la persona que fue su verdugo y que nunca antes se había mostrado agresivo con ella, sino todo lo contrario. La primera y única discusión, que los vecinos pudieron escuchar, fue la que tuvieron el día anterior al crimen y tras la que Mónica decidió poner fin a la relación sentimental

El presunto homicida, José Ramón Guerreiro Galdo, coruñés de 48 años, huyó a Madrid en avión el pasado miércoles supuestamente después de cometer el crimen. Esa noche durmió ya en Madrid, compartiendo habitación con otras personas en un hostal de la calle Sagasta. El jueves por la tarde, la Policía Nacional procedió a su detención y el viernes ya fue trasladado al cuartel de Lonzas en A Coruña, donde no quiso someterse al interrogatorio policial. Tampoco quiso declarar, ni siquiera ante su propia abogada, cuando pasó a disposición judicial el pasado domingo. Tras esas diligencias, y ante las peticiones de la Fiscalía y la acusación particular, la titular del Juzgado número 3 de A Coruña decretó una orden de prisión comunicada y sin fianza para el detenido. Ese mismo día, a las 13.30 horas, ya estaba ingresado en el centro penitenciario de Teixeiro, donde ahora está aislado pasando el confinamiento preceptivo por las medidas sanitarias del covid. Entre los objetos que se le incautaron cuando fue detenido en Madrid, había una gorra de la marca Adidas, un abrigo acolchado de color azul marino y también diversa medicación, posiblemente relacionada con alguna de las dolencias físicas que José Ramón Guerreiro padece, ya que había sufrido un accidente laboral en Tenerife, donde residía antes de que iniciar una relación sentimental con Mónica, y por la que estaba cobrando un subsidio

El abogado de la acusación particular, Guillermo Mosquera Vicente, adelantó que el caso ya está en manos del Juzgado de Violencia sobre la Mujer y que, a partir de ahora, el procedimiento judicial podría prolongarse como mínimo un año hasta que se ponga fecha para el juicio, que será con jurado popular. Ante las evidencias y primeras pruebas recabadas, tanto la acusación particular como la Fiscalía tienen previsto acusar a José Ramón Guerreiro de un delito de homicidio con las circunstancias de premeditación y alevosía. La pena de cárcel, en este caso, podría ser de 25 años. 

A falta de lo que determine el informe forense, el supuesto agresor atacó a Mónica Marcos por la espalda, asestándole cuatro puñaladas en la zona del abdomen y del costado. Dejó después el arma del crimen metido en un calcetín y emprendió la huida. Dejó pruebas fácilmente rastreables: las cámaras de Alvedro y Barajas confirmaron su presencia en ambos aeropuertos, utilizó su tarjeta de crédito para pagar, se le pudo hacer un seguimiento a través del móvil e, incluso, presentó su DNI en el establecimiento donde se alojó en Madrid.