Pablo Sánchez, trabajador social de la Cocina Económica: «En la pandemia hemos alcanzado nuestro máximo histórico de usuarios»

Fernando Molezún A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Destaca el continuo incremento de personas que acuden a la entidad coruñesa

20 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Sánchez (Ferrol, 1975) tiene una larga relación con la Cocina Económica. Trabajó en el programa de personas sin hogar de Cruz Roja y colabora con la centenaria institución de la calle Socorro desde el 2007, donde empezó a trabajar en el servicio de atención social cuatro años después. Allí es quien recibe, quien analiza la situación de cada cual y determina cómo se le puede ayudar según sus necesidades. «Cruzar nuestra puerta le cuesta mucho a la gente, dar ese paso para pedir ayuda no es fácil. Pero, al final, trabajadores, voluntarios y usuarios somos como una gran familia que convive diariamente», asegura desde una Cocina Económica que por culpa del covid tuvo que cerrar su comedor aunque no dejó de servir sus menús ni un solo día.

—¿Cómo están ahora? ¿Van recuperando la normalidad?

—Seguimos con la misma dinámica desde marzo del 2020, desde que estalló la pandemia. Pero esperamos poder recuperar la normalidad de cara al final del año. Y con una tendencia creciente en el número de personas atendidas.

—¿Ha influido la pandemia en la demanda de ayuda?

—Mucho. Hemos alcanzando en plena pandemia nuestro máximo histórico en atención. Y cada día se acercan personas nuevas demandando ayuda. Es un goteo constante. En los servicios básicos de alimentación que tenemos las cifras hablan por sí solas. En el reparto del menú en el comedor tenemos un listado con cerca de mil personas, es decir, un listado individual de unas 600 personas y otro de personas que recogen varios menús, para sus familias o unidades de convivencia. No es que vengan todos cada día, pero son mil personas que potencialmente podrían venir a recoger el menú cualquier día. Y luego tenemos 200 familias más que acuden a diario a los puntos de reparto del Castrillón, Birloque o Sagrada Familia.

—¿De dónde viene ese incremento de usuarios?

—Hay unos perfiles emergentes, ya desde antes de la pandemia, aunque esta vino a agravarlo todo. Por ejemplo, ese flujo migratorio tan importante que notamos en España en el 2019, se está reanudando. La llegada de personas procedentes, sobre todo, de países sudamericanos y del norte de África, es incesante. En los últimos tres años, la mitad de los nuevos usuarios han sido extranjeros. Vemos como muchos que aterrizaron el lunes en Barajas el viernes ya los tenemos aquí. Y después hay un nuevo perfil emergente, que a mi me duele especialmente, que son los jóvenes, personas de unos 25 años, aunque los hay con 18, que estaban viviendo en familia y que de un día para otro se van de casa o se les invita a irse.

—Parece que A Coruña es un foco de atracción para personas en situación de exclusión social.

—Sin duda, es una ciudad de destino. Aquí llegan para quedarse, porque es una ciudad que tiene una red asistencial sólida, consolidada y con capacidad de respuesta. Y así estamos, con una saturación asumible. El usuario que llega a la Cocina Económica suele hacerlo por un tiempo prolongado.

—Y a este no solo se le proporciona alimento.

—Esa es la esencia de la entidad y prácticamente hasta el año 2006 era lo único que ofrecía. Pero a partir de entonces se ampliaron servicios, con los desayunos, el servicio integral de aseo, lavandería, duchas y ropero. Y se continuó con el servicio de atención social, que es el que yo atiendo, que se inauguró en el 2011, al que se sumó el punto solidario y el reparto de comida en distintos puntos de la ciudad.

—Hábleme del servicio de atención social.

—Vino a dar respuesta a la demanda de los usuarios de ayuda con su situación personal y social. Resumiendo mucho, lo que se pretende es que todos nuestros usuarios accedan a unas condiciones mínimas de vida. Una vez garantizada alimentación, aseo y vestido, nos preocupamos de que todo el mundo acceda a unos recursos económicos mínimos. Cada día aparecen nuevos usuarios y muchos no tienen ni carné de identidad. Están totalmente indocumentados. Un DNI vale doce euros y unas fotos de carné cinco, pero muchos no tienen ni eso. Y sin DNI no tienes acceso a nada. También prestamos un servicio de empadronamiento en la entidad, de manera que puedan recibir aquí las notificaciones, les ayudamos a tramitar el ingreso mínimo vital o a encontrar dónde alojarse.

«Afortunadamente no hemos tenido que decirle a nadie que no podemos ayudarle»

El incremento de la demanda de ayudas necesita de un aumento de la respuesta social de la ciudad. Algo que, según Pablo Sánchez, ha ocurrido: «Afortunadamente, desde que comenzó la crisis del covid la sociedad coruñesa ha respondido de manera más que sobresaliente. Y me refiero tanto al socio como al donante ocasional, a las empresas colaboradoras y las administraciones. Tenemos un apoyo increíble, y menos mal, porque un mayor número de usuarios implica un incremento en el gasto, claro. Pero por el momento no hemos tenido que decirle a nadie que no podemos darle nada, que no hay comida», asegura.

—¿No necesitan nada, entonces?

—La necesidad siempre está ahí. Necesitamos un soporte y un apoyo continuo por parte de la sociedad. Tenemos colaboradores de fuera de A Coruña e, incluso, de fuera de España. Y aquellos que estén planteándose colaborar con una entidad social de la ciudad, pues que se animen.

—Trabajan con un sector poblacional al que es complicado hacerle llegar la cita para vacunarse contra el covid.

—Cierto. Hemos tramitado muchas citas para vacunarse. Y toda la prevención fue algo a lo que prestamos especial atención y para lo que contamos con mucha colaboración por parte de la Xunta, que nos ha nutrido de material de protección contra el covid y nos ha permitido repartir mascarillas entre nuestros usuarios. Es que el año pasado vimos algunas que parecían papel de fumar del uso que llevaban encima. Pero hay que decir que el comportamiento de nuestros usuarios ha sido ejemplar durante todo este tiempo. No hemos tenido ni un solo incidente y acataron al momento todas las medidas de higiene y prevención.