Guillermo Aldama, cardiólogo del Chuac: «No tiene lógica gastar en dudosos productos 'light' y no en pescado»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

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Guillermo Aldama, cardiólogo del Chuac (A Coruña)
Guillermo Aldama, cardiólogo del Chuac (A Coruña) EDUARDO PÉREZ

Reivindica la dieta atlántica y los frutos del mar para preservar el corazón

20 sep 2021 . Actualizado a las 14:35 h.

Guillermo Aldama López (La Rioja, 1972) se hizo médico en la Universidad de Navarra, llegó a A Coruña en el 1999 para especializarse en cardiología en el Chuac y ya no se fue. Allí sigue trabajando en hemodinámica y haciendo campaña por la prevención, ya sea con cursos de resucitación cardiopulmonar o, como esta semana, en el foro sobre consumo de pescado organizado por la Fundación Dieta Atlántica en la USC.

—¿Están tan certificados y cuantificados sus beneficios?

—Sí, sí. Tiene beneficios desde el ámbito pediátrico al de la tercera edad, y hay evidencia científica. Estudios hechos en España sobre la dieta pesco-mediterránea demuestran que de todas las estrategias dietéticas, la única que tiene impacto en la mortalidad es esta. Frente a la dieta vegetariana o lactovegetariana, disminuye hasta un 30 % la posibilidad de sufrir un evento cardiovascular. Eso la dieta mediterránea, más aún la atlántica.

—Convenza a quien dice que comer sano es más caro.

—Una dieta basada en vegetales o pescados, sardinas, legumbres, hortalizas... Comer pescado, patatas y ensalada no es más caro que comer ultraprocesados. Estamos hablando del coste y se confunde valor con precio. Lo que hay que preguntarse es ¿a cambio, qué ganas? ¿Cuál es el precio de vivir menos y peor? Y pensar a qué quiero dedicar mis recursos. Sabiendo que hay un patrón dietético que hace que hace que yo y mi familia viva más y mejor, ¿cómo es posible que Galicia, siendo un motor pesquero, no ponga en valor esto?

—¿Cree que no lo hace?

—No lo suficiente. Tenemos un alimento como el pescado que es fuente de salud y que, además, está fuertemente identificado con nuestra cultura, pero el consumo desciende. La gente compra yogures bífidus que no está demostrado que mejoren nada, hay un montón de alimentos sin respaldo científico... No tiene lógica gastar en dudosos productos light y no gastar en pescado, donde la evidencia de sus efectos es abrumadora. Hay que hacer autocrítica y ver dónde tenemos el fallo. Hay que tener claro que esta dieta es funcional y saludable, y la tenemos aquí y ahora. ¡Y te lo dice un riojano!

—¿Por qué es tan saludable?

—Porque necesitamos grasas poliinsaturadas que el organismo no usa como fuente de energía, sino para la construcción y reparación celular. La piel de las células está hecha de grasas e interaccionan entre ellas en función de esa piel, de la membrana. O sea, la calidad de nuestras células y de su funcionamiento va a depender de la calidad de esa piel, que será diferente en función de las grasas. Las grasas premiun con las que se deberían construir son las poliinsaturadas y el pescado es rico en ellas.

—¿En qué influye?

—En múltiples aspectos. En la edad pediátrica mejora el desarrollo neurocognitivo de los niños, es bueno para la visión porque las células de la retina también están hechas de grasa, y lo mismo sucede con las del sistema inmunitario, sangre, huesos....

—¿Cuántas veces debe consumirse a la semana?

—La mayoría de los estudios dicen que al menos dos.

—¿De todo tipo, blanco, azul...?

—Todo es bueno, pero sobre todo el pescado azul porque tiene grasas poliinsaturadas de mayor valor biológico. Y no es solo beneficioso por ser fuente proteínas y grasas saludables, sino porque desplazas a otras comidas no tan buenas. Si tomas pescado, no te comes una hamburguesa. Es un alimento funcional, además de nutriente, y aparte supone un coste-oportunidad: si lo añades a la dieta desplazas a otros alimentos que te perjudican.

—En Galicia lideraremos el consumo, ¿no?

—Aquí tenemos tradición pesquera, pero ocurre que el consumo de pescado en la última década se está reduciendo, incluyendo en Galicia. Es preocupante no solo por la industria, sino porque el pescado es fuente nuclear de la dieta que nos hace vivir más y mejor.

—¿El pescado es la marca diferencial de la dieta atlántica?

—El pescado es la piedra angular de la dieta atlántica. Además, aquí existe una cultura. No es lo mismo rebozado o frito, que a la plancha o vapor. Parte de los beneficios se pierden cuando el pescado se fríe o reboza. En Galicia se hace más a la plancha, al horno o en caldeirada. Esa cultura no solo aprovecha un alimento excelente, sino que la forma gastronómica permite exprimir al máximo todos esos beneficios. Pero se está perdiendo y a cambio estamos importando formas que te perjudican y van a perjudicar a tus hijos y a tus mayores.

«Las gallegas son las mujeres más longevas, entre otras razones por su patrón alimentario»

Recuerda el doctor Aldama que España es uno de los países con mayor esperanza de vida del planeta, y también de los de menor mortalidad cardiovascular, que al final «es la principal causa de pérdida de vida».

—Y eso tendrá algo que ver con cómo se come, ¿no?

—De hecho, las gallegas son las mujeres más longevas del planeta, junto con las japonesas. Entre otras razones, por nuestro patrón alimentario. Siempre sostengo que España tiene una fuente de salud, la dieta pesco-mediterránea y la atlántica. Resulta que la estamos exportando con cada vez mayor evidencia científica y al mismo tiempo importamos formas de alimentación que nos hacen vivir menos y peor. Eso en un entorno en que la industria pelea por la etiqueta de alimento funcional. Aquí los tenemos y el pescado es el primero. Los estamos exportando a otros países y a cambio importamos otros peores. No tiene sentido. Si en tu cuerpo resulta que hay unos ciudadanos, las células, que tienen que hacer mucha actividad, que tienen que fabricarse, que tienen que repararse, dale los mejores materiales para ello. Si no, funcionarán peor y vivirán menos.

—Resuma, por favor, los principales efectos.

—A nivel cardiovascular, el pescado reduce la presión arterial, una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Reduce también los accidentes cerebrovasculares, primera causa de muerte en mujeres en España y la segunda en varones. Disminuye la tasa de infartos miocárdicos, y en pacientes que ya han sufrido uno, reduce la posibilidad de un segundo que ponga en peligro su vida. Y reduce la cantidad de arritmias cardíacas, entre ellas las que te pueden matar súbitamente.