Recuperan un equipo de buceo excepcional usado el siglo pasado en el puerto coruñés

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

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Elena Silveira

La escafandra, fabricada en Londres y con todas sus piezas intactas, se utilizaba para tareas de mantenimiento y reparar barcos desde el fondo marino

13 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la última adquisición del Museo Massó de Bueu, en Pontevedra, y está expuesto nada más entrar en las instalaciones donde, antiguamente, había una fábrica de conservas. Se trata de un traje completo de inmersión que data del siglo pasado y que se utilizó en los puertos de A Coruña y Ferrol para la reparación de barcos. La directora del centro, Covadonga López, confirma que se trata de una pieza valiosa y «excepcional» ya que, por el material con el que se hacían y el uso que se le daba, es muy difícil encontrar un equipo de este tipo, completo «y que esté intacto, como es el caso». «Lo normal es encontrar algunas piezas sueltas o en mal estado, ya que muchas se perdían y se estropeaban, ya que el cuerpo es de loneta y también lleva cuero, por lo que con el tiempo y el agua acaban deteriorándose», explica.

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De los años 50 y 60

Las piezas que se pueden ver en el museo de Bueu componen un equipo clásico y convencional en su época utilizado a lo largo del siglo pasado para las reparaciones náuticas, construcciones portuarias y naufragios. Este, en concreto, formó parte del equipamiento del Puerto de A Coruña entre los años 50 y 60, y se utilizó tanto en A Coruña como en Ferrol hasta la aparición, en la década de 1970, de los ya más actuales trajes rana. «Sabemos que todas las piezas son del mismo traje porque coincide el número de serie que llevan grabado en el taller de Londres donde se hacían», puntualiza Covadonga López. El traje es de loneta, caucho y cuero, el casco es una aleación metálica y cristal, los relicarios de pecho y espalda son de plomo y las botas están hechas con cuero y madera, con suela de plomo, puntera y ojales y hebillas de latón, mientras que la pletina de unión es de cobre... «Son trajes que pesaban mucho porque se utilizaban para andar por el fondo marino», añade. Junto a él está el insuflador de aire de los años 30, que conectaba al escafandrista mediante una tubería o manguera con el exterior aportándole oxígeno.

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La directora del museo explica que del conjunto original solo falta el cuchillo y el detonador, que era también de la misma casa pero no fue adquirido con el equipo. Destaca, además, que los compresores son muy difíciles de encontrar y que, en este caso, tiene dos pistones accionado manualmente para dos buceadores. La caja es de madera de teca, conserva los dos manómetros para controlar la salida de aire y está en perfecto estado de uso y con todos los mecanismos completos.

Recuperar mercancías

Covadonga López comenta que desde la antigüedad el hombre ha buscado maneras de poder caminar o bucear más tiempo de lo que su cuerpo le permite debajo del agua. De hecho, ya en época romana se utilizaron todo tipo de inventos, «pero la gente se moría en el fondo del mar, así que no eran muy eficaces». Insistían en perfeccionar estos aparatos porque muchos barcos se hundían cerca de los puertos y los inversores intentaban recuperar sus mercancías del fondo del mar. «Hay representaciones, grabados y relieves con todo tipo de artilugios, por eso se sabe que se intentó en todas las épocas, pero solo se logró con éxito entre los siglos XIX y XX». Precisamente, cuando se impone el modelo que se incluye en la colección Massó, en este caso fabricado por la prestigiosa casa inglesa Siebe Gorman. «Llega a ser el traje más universal, con el que se equipaba a la Armada española. Un equipo de buceador semejante también se empleó en la primera y en las sucesivas inmersiones de arqueología submarina realizadas en la bahía de Rande para recuperar los tesoros de los galeones hundidos en la batalla de 1702», indican desde el museo. También aseguran que en España se conservaron muy pocos equipos originales de este tipo ya que durante la Guerra Civil se fundió todo el material. «Esta es la razón por la que en nuestro territorio los cascos más antiguos que podemos encontrar son de las décadas de 1940 y 1950», aclaran. Y confirman que Siebe Gorman era la marca de mas prestigio y universal, llegando a conseguir todos los contratos de la marina británica y de gran parte de Europa y de sus colonias.

Para ilustrar el contexto histórico del traje, en el museo se incorporó una viñeta del dibujante belga Georges Remi, más conocido como Hergé, en el que Tintín aparece metido en una escafandra exactamente igual a la expuesta. «Él se documentaba muy bien a la hora de realizar su trabajo. Era muy meticuloso, especialmente a la hora de utilizar elementos relacionados con la navegación. De hecho, yo recurro muchas veces a sus cómics para explicar elementos del museo», comenta la directora del museo.