Poner en valor el pasado de los muelles de A Coruña antes que buscar edificios singulares

David García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Algunos de los silos de los muelles interiores fueron ya demolidos, pero quedan en pie estructuras en las que expertos urbanistas y arquitectos ven valores patrimoniales que merecen ser conservados
Algunos de los silos de los muelles interiores fueron ya demolidos, pero quedan en pie estructuras en las que expertos urbanistas y arquitectos ven valores patrimoniales que merecen ser conservados MARCOS MÍGUEZ

Expertos apuestan por aprovechar elementos con interés arquitectónico como algunos de los silos que han dejado de tener uso

03 dic 2021 . Actualizado a las 14:02 h.

El Guggenheim de Bilbao y las óperas de Hamburgo y Sídney son algunas construcciones que desde hace años se han instalado en los litorales de estas ciudades. A Coruña se enfrenta a corto plazo al reto de integrar sus muelles interiores de Batería y Calvo Sotelo, con los usos a los que se destinarán todavía por definir. Ya en el año 2005 el prestigioso arquitecto catalán Joan Busquets elaboró una propuesta, hoy muy discutida por los volúmenes de edificación y porque las circunstancias lo han desfasado, apostaba por mantebner algunos elementos de interés, como el mareógrafo o los silos de Cementos del Cantábrico,

Arquitectos y paisajistas consideran que una actuación de este tipo tiene que ser consensuada, con unos usos bien estudiados y definidos, y con una solución que se adapte al entorno en el que se ubicaría. Esto es lo que decían algunos especialistas para un reportaje publicado en La Voz de Galicia en agosto de este año 2021:

«Calquera iniciativa debe partir de reforzar a identidade dunha cidade aberta e amable», explica el arquitecto Xosé Lois Martínez, quien apunta a «desfrutar do que vai máis alá das modas» y hace una defensa de la importancia de los parques y jardines, además del peso de la decisión ciudadana.

Pedro Calaza, director de la Escuela Gallega de Paisaje, entiende que esta parte del litoral es idónea para «generar un espacio verde de grandes dimensiones», una carencia en «una de las ciudades más densas». El doctor ingeniero agrónomo y arquitecto del paisaje recuerda que «con el covid la gente echó de menos la interacción con los espacios naturales» y ve un arma de doble filo en la construcción de un edificio simbólico. «El Guggenheim fue muy acertado, pero en muchas ciudades se copió el modelo y no funcionó. Hay que estudiar las necesidades reales y ver si la solución encaja», destaca.

Mientras, su predecesora en el cargo, Isabel Aguirre de Urcola, fue la encargada de realizar los primeros estudios sobre las posibilidades de la zona para el Puerto entre el 2001 y el 2004. «Crear un edificio singular es muy delicado», dice la prestigiosa paisajista, quien considera que para ello sería necesario un estudio pormenorizado, pero ve una solución mejor. «Hay cuatro depósitos que son preciosos, son piezas de ingeniería y se podría conservar eso como elemento de singularidad», dice la paisajista.

Por su parte, Cristina García Fontán, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, defiende que si se incluye un edificio icónico sea «en una superficie reducida» ya que el protagonismo debe ser para el «espacio verde y el público» de modo que ofrezca «posibilidades a los ciudadanos, no tanto con un edificio para atraer turistas». Igual que Aguirre de Urcola, apuesta por «buscar un uso y poner en valor elementos como los depósitos que van a recordar el pasado industrial».