Pedro Calaza, director de la Escuela Gallega de Paisaje, entiende que esta parte del litoral es idónea para «generar un espacio verde de grandes dimensiones», una carencia en «una de las ciudades más densas». El doctor ingeniero agrónomo y arquitecto del paisaje recuerda que «con el covid la gente echó de menos la interacción con los espacios naturales» y ve un arma de doble filo en la construcción de un edificio simbólico. «El Guggenheim fue muy acertado, pero en muchas ciudades se copió el modelo y no funcionó. Hay que estudiar las necesidades reales y ver si la solución encaja», destaca.
Mientras, su predecesora en el cargo, Isabel Aguirre de Urcola, fue la encargada de realizar los primeros estudios sobre las posibilidades de la zona para el Puerto entre el 2001 y el 2004. «Crear un edificio singular es muy delicado», dice la prestigiosa paisajista, quien considera que para ello sería necesario un estudio pormenorizado, pero ve una solución mejor. «Hay cuatro depósitos que son preciosos, son piezas de ingeniería y se podría conservar eso como elemento de singularidad», dice la paisajista.