La elegancia del verano inglés

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Coruña, en cuestión de clima, no pertenece a la isobara española, sino a la que rige esa borrasca que se instala en Irlanda

15 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aceptemos que la nube nos envuelve con otra prestancia, con un porte único que podríamos llamarle, a estas alturas de julio, la elegancia del verano inglés. Y con ese humor británico deberíamos tomárnoslo, porque Coruña, en cuestión de clima, no pertenece a la isobara española, sino a la que rige esa borrasca que se instala en Irlanda para abrigarnos de ese sol que revienta los termómetros en el sur. Los coruñeses nos movemos en este veraneo, muy estilo Brighton, que nos permite bajar a la playa en sudadera, a veces con el pañuelo al cuello, para dar un paseo corto por la orilla y chapotear los pies. Y abrigarnos en una terraza acristalada al resol de un libro. Todo tiene sus ventajas, aquí no hay que hacer cambio de armario, las quemaduras de la piel no las sufrimos, dormimos a pierna suelta con edredón y no tenemos siquiera que hacer la operación bikini porque no habrá casi posibilidad ni ocasión de desnudarnos completamente en la arena. Podemos zamparnos unos callos con todo su chorizo en pleno julio sin necesidad de aligerar la digestión cuando los 15 grados nos aceptan, incluso en el postre, un buen cafecito caliente. Coruña tiene esta elegancia que se aleja de las chanclas y el sudor apestoso, nos aireamos con el paseo de mañana, tarde y noche, siempre recogidos en las chaquetas y los calcetines que se ajustan más a nuestra realidad. No podemos negarla. Mientras leo en mi periódico que este año las playas de A Coruña gozan de una mayor normalidad, no dejo de carcajearme por dentro, para asumir que la normalidad aquí es una desazón, un vaivén que nos azota cuando los días de supuesto sol baja la niebla y los días despejados se cubren por el soplo del viento del sur. Tenemos este verano ensombrecido, gris y elegante. Admirémoslo unos segundos. ¡Y hoy, por Dios, que salga el sol!