Carmela Lavandeira, vicepresidenta de los administradores de fincas de A Coruña: «Los estudiantes buscan en el mercado lo que no hay»

Carmen Novo / C. A. LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

xoan a. soler

Cada vez es menos común encontrar pisos nuevos de cuatro habitaciones, por lo que la alternativa es recurrir a viviendas antiguas

17 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Por estas fechas, con la entrada del nuevo curso, muchos estudiantes buscan alojamiento en la ciudad de A Coruña. Pero, a menos presupuesto, encontrar opciones se hace más difícil. La oferta es escasa, cara, y en condiciones no siempre idóneas, relataban a La Voz los estudiantes que ahora buscan piso. El problema según Carmela Lavandeira, vicepresidenta del Colegio de Administración de Fincas de Galicia, es que los estudiantes «buscan en el mercado lo que no hay».

Comenta que cada vez es menos común encontrar pisos nuevos con cuatro habitaciones, los más demandados para repartir gastos: «No se construyen de ese tamaño porque no hay a quien venderlos». En consecuencia, la alternativa es recurrir a viviendas antiguas que no ofrecen las mismas prestaciones. Lo que acaban encontrando, por lo tanto, es algo diferente a lo que buscan.

El arrendador nuevo suele arreglar el inmueble antes de llevarlo al mercado: «Es más fácil alquilar un piso nuevo a uno viejo al que, a la larga, es complicado sacarle rentabilidad», comenta Lavandeira. Esto supone que, a su vez, el coste sea cada vez mayor y, por tanto, inaccesible para muchos estudiantes. «Todo depende de la capacidad de la persona para pagar uno u otro», alega.

Para Lavandeira, tanto la mentalidad del arrendador como la del arrendatario han ido evolucionando durante los últimos años: «Cada vez, la gente quiere mejores servicios e instalaciones por menor precio», dice. Comenta que, en los años ochenta, las viviendas se alquilaban más básicas y eran los inquilinos quienes las arreglaban hasta que, con la entrada en vigor de una nueva ley de arrendamientos en el noventa y cinco, fueron los arrendadores quienes se vieron obligados a reformar los pisos que ofrecían.

Por eso, explica, sigue habiendo propietarios de cierta edad que se acogen a mostrar pisos antiguos con rentas mucho más baratas. Una forma de pensar que, con el tiempo, se va perdiendo. Para ellos, como administradores, es fundamental que las viviendas de alquiler cumplan unas funciones básicas. A sus clientes les recomiendan ofrecer unas condiciones dignas en sus propiedades para que los inquilinos respondan correctamente, tanto en alquileres regulares como en alquileres pensados para estudiantes. «Una vivienda digna tiene que estar adecuada para entrar a vivir», dice Lavandeira, «no puedes ofrecer una vivienda donde haya filtraciones o problemas». 

Además, para explicar la baja oferta, cabe tener en cuenta que las comunidades de vecinos suelen ser reacias a los alquileres por curso universitario. Lavandeira pone en el foco del problema el ritmo de vida que llevan los estudiantes, muy diferente a los horarios del resto de vecinos. «Los nuevos edificios exigen cierta normativa en cuanto a ruido pero, al final, se transmite igual», dice. Para ella, la forma de solucionarlo es concienciando a la gente que vive en los pisos de que pueden estar impidiendo llevar una vida normal al resto: «Aunque hay casos y casos, estas cosas ocurren», explica. 

Carmela Lavandeira es la vicepresidenta del Colegio de Administración de Fincas de Galicia: «Somos esas personas silenciosas que estamos detrás de cada comunidad y hacemos que todo funcione», dice. Buscan adecuar correctamente las cosas a las necesidades de los vecinos, las normativas y los presupuestos, «un trabajo que no luce y no se ve». En total, el colegio tiene 600 colegiados por toda Galicia, y su sede está en A Coruña.