El número 27 de la calle Real de A Coruña recupera su fachada original del XVIII

A CORUÑA CIUDAD

En una vía donde la práctica totalidad de sus inmuebles tienen algún tipo de protección, fue el Concello quien requirió a los dueños reponer la pared primigenia
14 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Aunque tienen elementos comunes, si te fijas, no hay dos edificios iguales. Tampoco dos galerías gemelas. Balcones, barandillas, composición de huecos, materiales, cornisas, modulación... todos varían. Eso es lo importante en la arquitectura», cuenta el arquitecto especializado en rehabilitación José Mantiñán. Mientras explica la diversidad constructiva que regala la calle Real, algunos se paran a observar las fachadas. La que acaba de concluir él está en el número 27 de la vía peatonal. El bajo que alberga una tienda de carcasas para móviles recuperó el pasado viernes, cuando se firmó el fin de obra, el semblante que lucía a finales del XVIII, cuando se construyó entre 1797 y 1799 por Fernando Domínguez Romay, que era el arquitecto municipal, para José Frausk (como se puede consultar aquí en este enlace del propio Arquivo do Reino de Galicia).
«Los propietarios recibieron un comunicado del Ayuntamiento que les exigía reponer el estado original de la fachada. Es un edificio protegido de forma integral. Tuve que buscar los planos en el Arquivo do Reino de Galicia, donde aparecieron los esbozos del exterior del inmueble y de la distribución de las plantas. Vimos que, por debajo de la persiana que cubría casi toda la cara del bajo, coronada por un rótulo de un verde intenso, había tres huecos perfectamente alineados con los ejes de los huecos superiores. Replanteamos todo», explica Mantiñán sobre este proceso de arqueología constructiva.

Escaparete verde
La pared ha dicho adiós al esparate verde. Se rehizo toda de una misma unidad de granito moreno del país. Las piezas, con sus vetas, granulado y color variados, tienen un espesor de 35 a 40 centímetros y coinciden las del interior con las exteriores. Por fuera, las juntas presentan el almohadillado utilizado para resaltar estas piezas y que vemos en edificios históricos gallegos, como el de la Subdelegación del Gobierno o en dos de las Casas de Paredes. «Este edificio lo tenía y fue obligatorio reponerlo», precisa.
También se recuperaron los dinteles, con sus molduras y cornisas, siguiendo los planos de hace más de dos siglos y se volvió a la composición de tres huecos con los dos muros medianeros donde se apoya la estructura de la casa. «Dibujamos hasta las puertas, que no tenía», añade.

El resultado es una especie de viaje al pasado, donde «cada medida, altura, ornamentación y composición» coinciden con las primigenias. En un momento en el que imperan las prisas y la arquitectura prefabricada, observar el cuidado en los detalles de una época donde todo era artesano es una suerte para la vista. Puertas a dentro, lo tradicional no está reñido con los usos modernos y aquí se pueden comprar las fundas del último iPhone.