Atendida la demanda vecinal: los capuchinos se quedan en A Coruña, con el padre Rosendo como párroco

M. M. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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Marcos Míguez

Los feligreses recogieron más de 3.000 firmas y protagonizaron protestas para pedir que no se cerrase la iglesia

16 sep 2021 . Actualizado a las 12:33 h.

«Me quedo, la orden no desaparece», confirma el padre Rosendo Pérez Fernández. El religioso berciano por fin tiene un momento de paz después de confirmarse que ni la parroquia de la Divina Pastora ni la orden de los Hermanos Menores Capuchinos se van de A Coruña. Este domingo, en la homilía, él mismo se encargó de trasladar la noticia a sus feligreses. «Les estoy eternamente agradecido», reconoce conocedor del apoyo de los devotos. «Recogieron más de 3.000 firmas para que esto no acabase. Nos sentimos muy felices toda la parroquia», precisa.

Eso sí, la dicha no es completa porque el otro padre de la orden, Felipe Tejerina, también leonés y de 80 años, será trasladado a Vigo después del verano. «Para que exista una orden de capuchinos tenemos que ser un mínimo de cuatro. En Vigo ahora los hay y con el padre Felipe serán cinco. Sé que donde él es feliz es aquí, en A Coruña, donde lleva muchos años. Pero la obediencia es la obediencia», cuenta el padre Rosendo.

Para que él pueda continuar en la parroquia ubicada en Federico Tapia el provincial de los capuchinos, Carlos Coca, que se encuentra en Madrid, acordó con el arzobispado de Santiago que Rosendo Pérez, de 66 años, se quede en la iglesia coruñesa como párroco. «El viernes fue una comisión de la parroquia hasta Madrid y hoy -por este martes- vendrá el provincial a hablar con el obispo. La parroquia se le entregó a él, que decidió que siga como párroco. La archidiócesis de Santiago es una de las que peor está. No podemos perder sacerdotes por el camino», confiesa el padre Pérez.

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Más de cien años de historia

Rosendo Pérez será, de esta forma, el último capuchino de A Coruña una vez que se produzca el traslado de Felipe Tejerina. Pérez ya no será superior, pues estará él solo como representante de la orden. «Me quedo para no perder la conexión y seguir adelante. A ver si llegan más religiosos», anhela el berciano, que ya se define como «gallego, de A Coruña».

Esta ciudad, junto con la de Vigo, son las únicas de Galicia con representación de la orden fundada en 1525 por Mateo de Bascio y los hermanos Ludovico di Fossombrone y Rafaele di Fossombrone, en compañía de otros franciscanos. En concentro, en la urbe herculina suman más de 100 años de trayectoria. Aquí se asentaron en 1918. Una tradición que, de momento, se mantiene. «Mi agradecimiento es infinito a la parroquia. Se manifestaron con carteles aquí delante. Conmigo, la orden sigue», destaca el padre Rosendo, que llegó a A Coruña hace 23 años. Los feligreses crearon incluso una comisión para impedir el cierre del templo que apoyaron los comercios, con rótulos en sus escaparates a favor de su permanencia.

El lugar en el que se encuentra la iglesia, al final de Juan Flórez, la convierte en un suelo inmobiliario estratégico, lo que hizo temer a algunos vecinos por su continuidad ante los rumores de una posible venta del solar.