El bar más antiguo de A Coruña tiene 130 años y está en As Xubias

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La tasca A Toquera nunca dejó de funcionar desde 1890, pasando el negocio de generación en generación

19 abr 2021 . Actualizado a las 17:54 h.

A Coruña tiene una mina y ni mira para ella. Dicen sus vecinos que si As Xubias estuviera en Suecia, se pagarían millones por vivir ahí. Pero aquí «nunca se hizo nada para rehabilitarlo y cuidarlo», lamenta Carmucha, que lleva toda la vida con unas vistas de postal desde su ventana. Pese a todo, prefiere que no lo toquen a tocarlo mal. No es la única que piensa así. La mayoría entiende que el encanto de este pequeño barrio está en ser como es. Con sus defectos y sus grandes virtudes.

Este pequeño Combarro coruñés que tendría que cobrar para entrar de lo bonito que es poco tiene que ver con lo que fue. Hubo un tiempo en que llegó a tener hasta cinco bares y dos tiendas. Hoy tiene uno y el que quiera pan tiene que caminar hasta Os Castros. Pero no es un negocio de hostelería cualquiera. No hay otro como él en la ciudad porque ninguno permaneció abierta ininterrumpidamente tantos años. Nada menos que 130. Y nunca le fue mal. El retrovisor de la historia no falla. La prueba del algodón de casi un siglo y medio dando de comer y de beber es demoledora. 

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Manuel Fuentes es el nieto de quien compró el negocio y quien cuenta su biografía. «Mis abuelos se conocieron en Argentina y luego se fueron a vivir a Montevideo. Allí, al poco de llegar, les tocó la lotería y ahí se acabó la emigración. Cogieron el dinero y regresaron a España. Ya aquí, compraron la tasca, que por aquel entonces ya tendría unos 30 años», relata.

El artista coruñés Isolino Suárez ya había pintado en 1906 un cuadro de la tasca. El suelo era de tierra y era uno de los bares que había cuando As Xubias estaba en todo su esplendor. Todo el mundo se dedicaba a la pesca, en verano se celebraba una gran verbena, había muchas más casas que ahora y ninguna en mal estado. Cuando A Toquera abrió sus puertas no existía ni el barrio de Os Castros.

Ya en manos de los abuelos de Manuel Fuentes, el establecimiento creció todavía más. Se le puso suelo y la madre del que cuenta la historia nació el día de Reyes de 1920 en una habitación que hay justo encima de la puerta principal. Eran buenos tiempos. Aparte de competir con otros cuatro bares, muy cerca se levantaba la sala de fiestas Danubio, un referente gallego en el mundo de la música y el baile.

Con el paso del tiempo, la tasca acogió el club de remo de As Xubias y sus paredes se llenaron de trofeos. El resto de negocios fueron cerrando poco a poco y el único que quedó en pie fue A Toquera. Al frente, el padrino de Manuel, quien lo cedería más tarde cuando se jubiló.

Hoy, aparte de fotos, adornos y alguna reforma, continúa igual. Con sus paredes de piedra de un metro de grosor. Con su terraza en la puerta y otra en el tejado. Enxebre por dentro y con unas vistas de película por fuera, no es fácil encontrar mesa. «La gran mayoría de los clientes no son de aquí y son muy fieles», cuenta Manuel Fuentes, que ofrece una comida eminentemente casera y productos de calidad. Podría haber cerrado ya. Está en edad de jubilarse, cuenta.

Y a día de hoy, «diría que cuando lo haga, A Toquera se jubilará conmigo y con mi hermana». Sigue adelante «por satisfacción». Y porque se niega a dejar de ver a la gente que acude a diario «disfrutar de las sensaciones que transmite la ría, las mareas y hasta el tren que pasa a unos metros» del bar en funcionamiento más antiguo de la ciudad.