¿En qué orden debemos ponernos los cosméticos?

A CORUÑA CIUDAD

Una ruta de belleza es importante, pero más todavía que la hagas correctamente. Utilices dos o diez cosméticos, estos tienen un orden de aplicación, que te desvelamos a continuación

27 feb 2021 . Actualizado a las 09:52 h.

Es una extraña manía, aunque bastante frecuente, la de acumular botecitos o tarros que prometen quitarnos arrugas, manchas o años de encima. A veces creemos que entre sus propiedades está la de atravesar el recipiente y actuar en nuestra piel por arte de magia. Puede que incluso más de una vez hayas hecho casi un juego de azar para saber por dónde empezar, y probablemente un día haya sido por uno, y al siguiente por otro, sin criterio alguno. Pero te diré, o te dirán los expertos más bien, que si no los usas correctamente, es decir, en un orden adecuado, puede que tus esfuerzos no sirvan para nada.

La teoría es sencilla. Solo hace falta seguir unos pasos, y los que tienen memoria de pez, que no se preocupen, es la pescadilla que se muerde la cola: limpiar, preparar la piel y maquillar, limpiar, preparar la piel y maquillar… Lo que diferencia la rutina de día de la de noche es que a última hora del día no hará falta aplicar el protector solar, y por la noche sí o sí hay que retirar los restos de maquillaje. «Lavarse la cara antes de ir a dormir es básico, pero si además, hay productos que están cubriendo nuestra piel es absolutamente necesario para permitirle descansar y regenerarse de forma natural», explica María Jesús Suárez Valladares, dermatóloga del Hospital Quirónsalud A Coruña. Ella recomienda limpiar la cara con agua y jabón, o en su defecto, con un limpiador adecuado a las necesidades de cada persona, ya que de lo contrario podría favorecer problemas cutáneos como acné, rosácea, irritaciones o dermatitis. Sin embargo, para la farmacéutica Cristina Vidal, la mejor es la «doble limpieza o limpieza coreana», que consta de tres pasos. Primero, aplicar un limpiador de base oleosa para retirar los restos de maquillaje y el factor de protección; segundo, un limpiador de base acuosa, un gel, para eliminar los restos de suciedad, y por último, aunque opcional, un tónico. «Antes sí que eran más necesarios para restaurar el pH de la piel porque los limpiadores eran más agresivos, ahora ya no lo son tanto, podemos prescindir de ellos, pero sirven para restaurar el pH y cerrar el poro», explica la farmacéutica.

LA DENSIDAD, CLAVE

Una vez que tenemos la cara limpia, pasamos a la siguiente fase: preparación de la piel. Aquí la clave es aplicar los productos de menor a mayor densidad, «no todos los pasos son obligatorios -aclara Cristina-, pero si se usan estos productos, debemos hacerlo en el siguiente orden». Primero la bruma, un producto que sirve para refrescar la piel y que podemos reaplicar a lo largo del día, incluso sobre la piel maquillada. Segundo, un contorno para ojos y/o labios. Tercero, sérum, el más importante, ya que es el tratamiento que vas a aplicar en la cara, que puede estar indicado para aportar luminosidad, eliminar manchas o antienvejecimiento, entre otros. «Si se usan tratamientos con diferentes principios activos es recomendable hacerlo en días alternos, porque podrían reaccionar», apunta Cristina. A continuación, una crema facial, que no debería ser muy grasa, según explica Susana Veira, maquilladora profesional y ganadora de un goya, si después se va a aplicar un maquillaje. Y por último, y solo en la rutina de la mañana, debemos aplicar un factor de protector solar, en caso de que la crema no lo tenga, que «mínimo debe ser de factor 30, verano e invierno», coinciden las profesionales.

Con la piel perfecta y preparada, es hora de pasar por chapa y pintura. Empezamos tapando ojeras y zonas rojas, «solo en la zona que se necesite», apunta Susana, que advierte de que el color se debe elegir en función del tono que quieras tapar. «El verde anula muy bien las rojeces, para las ojeras, depende, puede ser naranja, morado o crema», explica. A continuación, aplicamos la base, con pincel o esponja, pero siempre con toquecitos. Unos polvos sueltos servirían para fijar el maquillaje, antes de proceder al acabado, que comprende el colorete, la sombra, el eye liner o lápiz de ojos y el rímel. «Debemos prestarle mucha atención a las cejas, se pueden corregir con polvo, con lápiz o con crema, cada vez hay más productos. Cuanto más sofisticado sea el maquillaje, más atención tienes que poner», matiza la maquilladora. El siguiente paso nos lleva a los labios, donde podemos optar por un perfilador y un labial en crema o brillo. Para finalizar, unos polvos claro-oscuros nos ayudarán a definir el óvalo del rostro. Si en esto del maquillaje eres más bien de mínimos que de máximos, Susana aconseja: una buena hidratación, un corrector muy sutil, que apenas se vea, unos polvos minerales, «que te ponen buena cara con cuatro brochazos», rímel y brillo en los labios.

«Los cuidados de la mañana tienen el objetivo de proteger la piel del sol, por ello, de día hay que aplicar un tratamiento antioxidante y factor solar para protegernos de todos los radicales libres, la luz ultravioleta y la luz azul (la de las pantallas), y de noche, el fin es reparar los daños producidos durante el día. Hay que limpiar para retirar los excesos -la doble limpieza se aconseja de noche y de día, una más sencilla-, y de aplicar el tratamiento correspondiente», explica Cristina. Uno que está ahora muy de moda porque funciona como 3 en 1 (antiedad, antiacné y antimanchas) es el ácido retinoico, que sin embargo, advierte, «es un poco controvertido». Este compuesto no se debe utilizar todos los días, hay que echarlo de menos a más porque irrita la piel, hay que evitar aplicarlo después de exfoliarse la piel y viceversa, siempre debe usarse de noche, ya que reacciona con la luz solar y es importante aplicar un protector solar. «El único cosmético o producto que nunca debemos dejar de usar», apunta María Jesús, que explica que, a diferencia del protector, de otros productos sí debemos descansar cuando veamos una disminución de su eficacia.

Toma nota si quieres presumir de cara ese gran día en que vayamos, por fin, sin mascarilla.