Presto Sénior enseña música a gente mayor de toda España

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Unidos desde pequeños. Fernando Somoza todavía mantiene amistad con el grupo de amigos que, siendo niños, sintieron pasión por la música y llegaron a formar un grupo. Antes de la pandemia se reunían cada semana en Lugo. Ahora que no pueden, él inicia estudios oficiales de música para tocar la guitarra, su gran pasión, con partitura.
Unidos desde pequeños. Fernando Somoza todavía mantiene amistad con el grupo de amigos que, siendo niños, sintieron pasión por la música y llegaron a formar un grupo. Antes de la pandemia se reunían cada semana en Lugo. Ahora que no pueden, él inicia estudios oficiales de música para tocar la guitarra, su gran pasión, con partitura. cedida

El conservatorio Presto Vivace inicia dos proyectos pioneros

01 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fernando Somoza tiene 72 años. Desde hace un tiempo vive en un pequeño pueblo de Lugo, en Cepomundín, jubilado y dedicado junto con su mujer a cuidar de su suegra. Dice que, ahora que tiene tiempo y que el covid no le permite cultivar otras aficiones, se ha volcado en recuperar la gran pasión que tuvo desde pequeño pero que, por circunstancias de la vida, tuvo que abandonar: la guitarra. «Cuando éramos niños, uno del grupo de tenía una bandurria o mandolina muy antigua, y sin tener ni idea nosotros la tocábamos», explica Fernando. Y como la pasión era compartida, entre todos pudieron recaudar el dinero para comprarse un guitarra «de sexta o séptima mano.... que solo tenía dos cuerdas pero que arreglamos para poder practicar». Pasado un tiempo, cada uno de los cuatro amigos tuvieron un instrumento y comenzaron a aprender algo de solfeo. «Cuando ya conseguimos juntar acordes, formamos un grupo que se llamaba Alesandi, en honor a Alejandro Santín Díaz, la persona que nos compró los primeros instrumentos para la banda». Fernando recuerda que todos rondaban los 18 años y que, aunque tocaban de oído, fueron mejorando e incluso tuvieron un piano.

Una oportunidad única

La vida lo fue separando de esta afición y en ese afán por retomarlo, se apuntó al conservatorio en Lugo. «Pero con 50 años me daba vergüenza ir a clase con niños de 12, así que lo dejé pero siempre mantuve latente ese deseo de que alguien me enseñara a tocar bien la guitarra». Su oportunidad ha llegado ahora, en plena tercera ola del covid-19. «Descubrí una academia en A Coruña que imparte formación on line específicamente para gente mayor como yo. Y como no puedo desplazarme para asistir a clases presenciales por el covid, me pareció una oportunidad única para recuperar esta pasión aparcada. No la podía dejar pasar». Ya está matriculado en el conservatorio profesional privado Presto Vivace que, aunque tiene sede física en la calle Posse de A Coruña, se está volcando en la formación on line con dos proyectos pioneros en enseñanza musical.

Nuevos métodos

El profesor de Presto Vivace Sergio de Juan explica que con el proyecto Presto On favorecen un modelo de presencialidad flexible: «Tenemos una previsión de clases con profesores y alumnos en el aula, pero nos hemos preparado para asumir la docencia on line. Aunque esta novedad coincide con la tercera ola de la pandemia, se trata de un proyecto de largo recorrido. Hemos tenido que cambiar metodologías, subir contenidos, adaptar algunas clases a videoconferencias y dar competencias digitales a profesores y alumnos», explica De Juan.

Al mismo tiempo han iniciado el proyecto Presto Sénior, orientado a aquellas personas de determinada edad que en su momento abandonaron sus estudios musicales y ahora quieren retomarlos o simplemente iniciarlos. Explica que, en general, los estudiantes «sénior» tienen sus peculiaridades ya que «tienen poca paciencia» pero al mismo tiempo «tienen las cosas claras y son tenaces». Pesto Vivace ha adaptado una metodología de enseñanza específica para ellos y sus circunstancias.

Trompeta para tocar en familia

Precisamente, el proyecto y el material didáctico que se utiliza en Presto Sénior fue lo que convenció a Mikel García para matricularse a clases de solfeo para aprender a tocar la trompeta. «Todo el mundo en mi familia toca un instrumento, así que, hace un año, comencé yo con la trompeta. Busqué a alguien que me guiara sin saber nada de solfeo. Encontré a un profesor pero llegó el covid y las clases, a través del móvil, no son lo mismo, el sonido no es igual. Así que compré un cursillo por Internet que tampoco me aportó nada. Después de un año, tener un seguimiento para mi es imprescindible. Y el material didáctico que ahora me aportan es muy bueno, porque lo puedo descargar cuando quiera y practicar una y otra vez», explica. Mikel, que tiene 52 años y vive en Lasarte, cerca de San Sebastián, destaca otra ventaja de este método: «También es fácil conciliar».