Petición de mano en la marquesina

Pablo Portabales
pablo portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Cedido

Sergio se arrodilló en la parada de Os Castros para pedirle matrimonio a su novia Sara, a la que hace cinco años ya declaró su amor con un mensaje que ahora repitió en la misma marquesina

19 feb 2021 . Actualizado a las 16:58 h.

La jefa de Sara ejerció de cómplice. Le dijo que tenían que ir a ver un cliente a Os Castros y lo que se encontró fue una petición de matrimonio. Sucedió este jueves a las siete y media de la tarde en la marquesina situada al lado de la iglesia del Carmen. Muchos lectores recordarán que en febrero del 2016 apareció un modesto cartel pegado en esa parada con una declaración de amor escrita con bolígrafo. «No sé si te puedo hacer sentir la mujer más especial del mundo, pero sí la más especial de esta parada de bus», se podía leer. Poco después descubrimos que el autor era el joven enamorado Sergio Rey Prado. Tanta repercusión tuvo la historia que la empresa Mugasa, que se encarga de la publicidad de las marquesina, los convirtió en protagonistas de una campaña. Pues ahora, cinco años después, Sergio se puso en contacto con Yolanda Sierra, responsable comercial de la citada firma para proponerle su plan, pedir la mano de Sara Gómez en la misma marquesina. La declaración de amor de febrero del 2021 no tiene nada que ver con aquel modesto papel de hace cinco años. Es un anuncio, digamos, oficial. Bajo una foto de la pareja puede leerse: «Han pasado 10 años ya. ¿Te puedo hacer sentir la mujer más especial de esta parada de bus? Quieres...?» Esto es lo que se encontraron ayer cantidad de usuarios del bus.

Un ramo y un anillo

A las 19.15 horas, Sergio esperaba sigiloso en un recodo próximo a la parada con un ramo de flores bajo la cazadora. Sara llegó a la zona poco antes de las 19.30. Él se le acercó. «¿Pero qué haces aquí?», preguntó Sara sorprendida. Él la fue llevando hacia la parada, hacia la marquesina del amor. Una vez allí Sergio se arrodilló y le ofreció el ramo de flores y un anillo. «¿Quieres casarte conmigo?», preguntó el joven. Ella contestó con un «sí» rotundo y se abrazaron. Los colegas, escondidos en el mirador de Os Castros empezaron a aplaudir y a dar gritos de alegría. «Felicidades», les dijo una señora justo antes de subir al 17. Sergio tiene 30 años y trabaja de carretillero. Sara, de 31 años, es formadora de una marca de productos de peluquería. Ahora su compromiso es un poco más firme. «La boda será cuando se pueda ir sin mascarilla y con gente. Una boda de verdad», sentencia el novio. Siempre serán los enamorados de la marquesina. «¿Te lo esperabas?», le pregunta a la novia uno de los amigos. «Para nada», contesta mientras se seca las lágrimas de emoción que caen de sus ojos con dirección a la mascarilla. Ya llega otro bus.