¿Para que sirven los plenos municipales de 11 horas?

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Su duración aleja a los ciudadanos de la política local incluso pese a la emisión en directo o la posibilidad de que participen

07 feb 2021 . Actualizado a las 21:15 h.

El último pleno del Ayuntamiento de A Coruña, celebrado el jueves, empezó a las 10.00 y terminó pasadas las 21.10 horas. Fue el más largo del mandato, pero dada la composición de la corporación, con cuatro grupos políticos y dos edilas no adscritas, no parece que el récord vaya a durar.

En el anterior mandato, que también estuvo marcado por las sesiones maratonianas, se hizo un esfuerzo para acercar el pleno a los ciudadanos. Las sesiones se emiten en directo por Internet y los vecinos pueden participar en persona y llevar un asunto para que lo conteste el gobierno local.

Pero es inverosímil pensar que los ciudadanos anónimos, no vinculados a la actividad municipal, vayan a dedicar diez horas a seguir un pleno. Aunque la última sesión fue una excepción, pidieron hablar tres ciudadanos, la duración también hace inviable la participación vecinal. El jueves tuvieron que esperar seis horas para tomar la palabra unos minutos. La corporación hasta reconoció la paciencia que tuvieron.

La duración y complejidad de las sesiones, ahora plagadas de enmiendas y contraenmiendas -23 en el último pleno-, provocan incluso confusiones a los concejales. Las cosas aún se han liado más con el covid, que obliga a que varios ediles participen desde casa. Cada fallo de conexión obliga a suspender el pleno. 

Debates alejados de A Coruña

En lugar de utilizar ruedas de prensa o comunicados, los partidos entienden que los plenos les sirven para hacer pública su postura sobre asuntos de actualidad, aunque en muchos casos el Ayuntamiento no tengan ninguna competencia en ellos o carezcan de conexión alguna con A Coruña. Por debatir, en María Pita hasta se ha debatido sobre los conflictos de Siria o Venezuela.

La realidad es que todos esos trabajados discursos y profundos planteamientos políticos, el intercambio de enmiendas o las discretas negociaciones del voto, en los que se emplean días de trabajo previo, acaban casi en su totalidad olvidados en sesiones largas y por lo general tediosas. 

Al final se aprueba casi todo

Claro que se debaten mociones relacionadas con temas de la ciudad. En la última sesión se habló de las necesidades de Palavea o de hacer obras de mejora en distintos barrios, entre otras. Pero las mociones, se aprueben o no, son solo posicionamientos políticos que carecen de valor jurídico. Quizá por eso, pese a la esgrima dialéctica y las enmiendas, se aprueban casi todas -11 de 12 en el último pleno-. ¿Qué edil va a oponerse en público a un mero planteamiento de hacer mejoras en tal o cual barrio?

Todos los partidos destacan la importancia de los plenos como máximo órgano de decisión y herramienta de control al gobierno. Pero nadie niega los problemas. Isabel Faraldo (Podemos) cree que habría que reorganizarlos para que no superen las 8 horas, a partir de las cuales «non se rende igual en ningún traballo». El BNG cree que la situación podría corregirse con autorregulación y más preparación para evitar interrupciones innecesarias. La Marea y el PP coinciden en que la duración de las sesiones va en el sueldo; y ambos creen que el gobierno local tendría que hacer más para aplicar lo que se aprueba. Como el Bloque, desde el PSOE rechazan un recorte de tiempos o iniciativas, y plantean una «reflexión compartida» para evitar que se alarguen en exceso.

Todo indica que nada cambiará. El actual reglamento fue aprobado en el 2004, cuando la corporación tenía solo tres grupos y gobiernos de mayoría absoluta. Es casi tan inverosímil pensar que los partidos, que compiten sin cesar por espacio político y mediático, vayan a renunciar a iniciativas como que haya vecinos dispuestos a oírlas 10 horas.