Querida Carmen
Mi amiga querida:
Llevábamos días sin wasapear. Ayer ya me preocupé porque no contestabas. Hablé con tu hija y ya me contó la triste noticia, que se habían contagiado todos de covid-19 y que tú estabas en la unidad de cuidados intensivos, sedada y sin poder estar ni un minuto con los tuyos. Luego de llorar desconsoladamente por tu estado, empecé a pensar en toda esa gente inconsciente que anda con la mascarilla en la barbilla, los que están haciendo matanzas y yendo unos a las casas de los otros porque hay que probar los chorizos, los que se juntaron en Navidad porque total, quien va a andar mirando cuántos somos casa por casa, los que están comiendo el menú del día frente a frente y de hogares distintos... En fin, a toda esta gente decirles que ojalá no les toque vivir lo que está viviendo tu familia y lo que estamos viviendo todos tus amigos. Y tú, mi amiga del alma, lucha y lucha como hiciste hasta ahora, y no te olvides que: me debes un abrazo. Isabel Prado. lalín.
Aquella doctora
Me asombró ver a aquella doctora que alertó: «Por favor, quédense en casa excepto para lo urgente y estrictamente necesario». Su mensaje me llegó al alma. Escondía una alerta difícil de transmitir. Ella -y no los políticos- conmigo lo consiguió. Me quedaré en casa. Marisa Vázquez. Vigo