Desalojan a los vecinos de dos edificios por un desprendimiento en unas obras en Rey Abdullah

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

César Quian

El Concello ordenó el desalojo de 34 viviendas y la constructora les ofreció alojamiento en el Hotel Riazor

15 ene 2021 . Actualizado a las 19:58 h.

Los vecinos de los números 82-90 y 76-78 de la avenida de Fisterra se despertaron esta mañana de jueves con la sorpresa de que una parte del solar posterior a sus edificios se había desplomado, enterrando bajo tierra dos máquinas excavadoras que trabajan en la construcción de una nueva urbanización de viviendas. Responsables de la empresa constructora, Desarrolla Obras y Servicios, confirmaron que el desprendimiento se produjo en un tramo del muro de contención perimetral, pegado a una línea de viviendas cuyas fachadas posteriores dan a la calle Rey Abdullah. Insistieron en que «no existe riesgo alguno para las edificaciones colindantes» y que, en todo caso, han abierto una investigación para aclarar las causas del desprendimiento.

El Ayuntamiento ordenó sacar a los vecinos afectados de sus casas tras desplazar a la zona a los Bomberos y la Policía Local, a la jefa de Urbanismo y al técnico municipal de Ruinas. La constructora indicó que se les ofreció a los vecinos de los inmuebles más próximos (un total de 34 viviendas con 70 residentes) el realojo en el Hotel Riazor en régimen de pensión completa. «No hay un riesgo inminente de desplome de los edificios, pero de forma preventiva se puso a disposición de los vecinos la posibilidad de hospedarse en un hotel hasta que se subsane la incidencia». «La situación de obra y de realojos está controlada», indicaron desde Desarrolla. Desde el consistorio informaron que en un inmueble se desalojaron a todos los vecinos, excepto dos viviendas que no se sabe si están habitadas y del otro quedaban cinco sin reubicar. La mayoría se trasladaron al hotel ofrecido por la constructora y solo alguno se fue a la casa de familiares.

Técnicos de la empresa explicaron a los residentes que a pesar de «no existir riesgo de desprendimiento o derrumbe» prefieren ponerse «del lado de seguridad» y por eso los realojan. También les informaron de que podrán entrar a sus viviendas cuando quieran, pero identificándose ante el agente de seguridad que han contratado y que hará guardia mientras las viviendas estén desocupadas.

Al parecer, el origen del problema está en las características del propio terreno que, con las lluvias intensas de las últimas semanas, se abrió una veta en la piedra, pero no hubo error en la ejecución de las obras, informaron a los vecinos

En un comunicado oficial, Desarrolla Obras y Servicios explica que la excavación de los sótanos del edificio en construcción se lleva a cabo mediante un sistema conocido como excavación por bataches. «Se trata de un método habitual en las obras en el cual, en ocasiones, algún tramo de muro puede sufrir incidencias puntuales, especialmente por cambio de las condiciones del subsuelo por las condiciones meteorológicas», indican.

La investigación abierta por Desarrolla tratará de aclarar las causas con los técnicos de la obra. En la inspección preliminar se observó un colapso puntual de un anclaje al parecer por la abundancia de agua acumulada en el subsuelo procedente de las fuertes lluvias registradas a lo largo de todo el mes de diciembre.Desde el Concello indicaron que Desarrolla, que trabajará en turnos durante las 24 horas, calcula que en seis o siete días estará finalizada la obra de cimentación que permita la vuelta a las viviendas. También se precisó que no hay grietas en los edificios y que no hubo desplazamiento de su estructura.

Mercedes Reverte, vecina afectada
Mercedes Reverte, vecina afectada E. S.

Mercedes Reverte Domenech vive en el cuarto derecha del número 76-78 de la avenida de Fisterra. Explica que antes de acostarse, sobre las 00.30 horas, escuchó «un ruido bestial», pero que no le hizo caso porque pensó que serían camiones de la obra trabajando. «Noté como si ese sonido viniera de la fachada pero, la verdad, no me asomé por la ventana porque llevamos un año soportando continuos ruidos de las excavaciones, así que no lo valoré más y me fui a la cama». Esta mañana, al ver lo ocurrido se echa las manos a la cabeza porque, por suerte, no hubo que lamentar daños personales. «Es que la tierra ocultó una máquina excavadora por completo y parte de otra. Menos mal que esto no ocurrió por la mañana o a las cinco de la tarde, porque con los obreros trabajando pudo haber ocurrido una desgracia», explica.

María del Carmen Bolt vive en el primer piso de uno de los inmuebles afectados por el desprendimiento, en el número 76-78 de la avenida de Fisterra. Explica que últimamente solo notaba que la casa estaba «más fría», pero nada le hacía temer que las obras que se desarrollan en el solar trasero a su vivienda pudieran suponer un peligro. «Yo no escuché nada, la verdad, aunque debió de ser mucha tierra la que cayó». Esta mujer comenta que, en caso de ser desalojados, no optaría por irse a un hotel por su estado de salud: «No puedo andar. Estoy muy delicada y yo no puedo andar de un sitio para otro», confirma junto a su cuidadora. «Si tenemos que irnos, espero que uno de mis hijos pueda ofrecerme su casa», afirma. Algo que ocurrió a primera hora de la tarde, siendo la primera residente en irse de su vivienda. 

Casilda Temprano, una de las vecinas de los edificios afectados por el desprendimiento en las obras de Rey Abdullah
Casilda Temprano, una de las vecinas de los edificios afectados por el desprendimiento en las obras de Rey Abdullah Elena Silveira

Casilda Temprano vive en un quinto piso y su hija, Carmen Eiroa, en un octavo del mismo edificio. La mujer dice que no se enteraron de lo ocurrido hasta media mañana y que recibió la llamada de su hija desde el trabajo para saber cómo estaba: «Yo le dije que estaba bien y tranquila. La verdad es que llevo un aparato en el oído y siempre me lo quito para dormir, así que no me enteré de nada». Indica también que se sorprendió al ver la enorme cantidad de tierra que se desprendió de la pared. «Desapareció por completo el camino por donde antes pasaba la gente. Se deshizo todo», indicó.

Mar y Rubén viven en un quinto y no escucharon nada extraño de madrugada. El caso es que se enteraron de lo ocurrido casi al mediodía y todavía no les habían informado del desalojo de los edificios. Entrando en el portal, explicaba que no sabían lo que iban a hacer, «si irnos al hotel o no». «Es que somos mi marido y yo, un niño de 13 años y un perro de casi 40 kilos». «Cuando llegues a casa lo hablamos», le decía Mar a su marido por teléfono.