«Nalgún lado ten que estar o destino, pero escrito, que é o máis romántico»
A CORUÑA CIUDAD
El policía jubilado burelense Julio López, reanimado en 2012 en una piscina de A Coruña, acaba de publicar su primera novela: "Y un día desperté"
11 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Fue un sueño malo» dijo en octubre de 2012 el policía burelense, que tuvo que jubilarse en la treintena, en lo mejor de su vida, a este periódico. Fueron declaraciones suyas en la misma piscina de San Diego en A Coruña donde el 14 de agosto de 2012, nadando con su hija que entonces tenía 10 años, sufrió un episodio de muerte súbita que le dejó cuatro minutos inconsciente. La fecha, no es de extrañar, la lleva tatuada en la piel: «Para que non se me olvide». Y en la memoria como si hubiese ocurrido ayer. «Cando espertei estaba cunhas planchas no peito», dice, rememorando que el personal de San Diego le contó después que hacía quince días que ese material de socorrismo había llegado a la piscina. «Os astros estaban todos para min», piensa. Y subraya, con conocimiento de causa: «Tiña que haber desfibriladores en máis sitios». Vivir algo así, rozando la muerte, reconoce: «Cámbiache a vida!».
Ahora vuelve a estas mismas páginas pero por otro motivo, más dulce. Ha publicado, animado por su mujer, su primer libro después de tantos años de afición a la escritura y cuya divulgación relegaba a círculos íntimos. Ha dado el salto público con Y un día desperté. Aunque el título nos pueda llevar a pensar que tiene tintes autobiográficos, no es así en realidad y él lo deja claro. La idea ya la tenía pensada desde su infancia, revela: «Non ten nada que ver comigo. Nada! O argumento tíñao dende cativo. Non sei se o destino está aí, preparado, que te leve a facer outra cousa». ¿Cree en el destino?: «Nalgún lado ten que estar, pero escrito; na televisión non vai estar. É o máis romántico e bonito, escrito». La que refleja en la publicación es una historia que cataloga de «negra romántica», con un personaje (Roberto) que despierta en un hospital después de 35 años en coma y comprueba que no ha envejecido. Julio López ya está pensando en un segundo libro, porque «son un lector de novela negra -se declara-. Sempre collo autores como Jeremy Forsyth, Le Carré, John Grisham, Michael Conelly... Sempre tiro por aí. Ainda que tampouco me importa ler outros libros como El tiempo entre costuras, que me gustou, ou El niño con el pijama de rayas ou a Pérez Reverte. Agora estou lendo Los renglones torcidos de Dios de Torcuato de Luna e... Uf! Estame costando, pero non adoito deixar un libro á metade». López se ha presentado a concursos y ha sido finalista, por ejemplo, en el de Relatos Cortos del Ateneo de Jerez. «Estoume apuntando a dous máis», indica. La razón: «Por satisfacción personal. Se fas algo medianamente ben e cho recoñecen, dáche máis gusto que telo na casa morto de risa».
Aún hay margen para un tercer libro, confirma: «Xa tiña a idea antes do segundo e era para transcurrir en Burela, non poñendo lugares ou rúas reais (gústame poñer sitios que coñezo pero aleatorios), pero si sería unha historia de amor e pescadores e tráfico de descargas...»
La Voz de Galicia relató su reencuentro con sus «ángeles»
Un reportaje de la edición de A Coruña de La Voz de Galicia habló hace años sobre el reencuentro de Julio López con el personal de la piscina de San Diego que le reanimó. Muchos detalles del relato informativo que se publicó en 2012 los recuerda como si fuese ayer, incluso el momento en que dijo a su hija en la instalación deportiva coruñesa «Te ganó papá» apoyándose en el borde del vaso, sintió un mareo y empezó a convulsionar. Entre otros, los socorristas Hugo Lorenzo y Pablo Varela le salvaron la vida.