Cambio horario ordenado

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

A CORUÑA CIUDAD

x

25 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A partir de finales de junio la noche va ganando duración, no siempre a la misma velocidad. Al principio son solo unos pocos segundos al día, pero a finales de septiembre en A Coruña ya son 3 minutos diarios. El efecto es mayor cuanto más al norte: 5 minutos y medio en Helsinki. El Sol ha salido hoy casi minuto y medio más tarde que ayer en Galicia. Si nos levantásemos con él, como hacen muchos animales o sociedades primitivas, estaríamos siguiendo una práctica saludable. Es lo que nos dicen los cronobiólogos. Y estoy de acuerdo, es un ritmo natural. Pero trasladar eso a nuestra sociedad implicaría tener unos horarios de entrada al trabajo con cambio diario; 1 minuto y medio entre mañana y el martes, por ejemplo. Como eso no es práctico (las jornadas se suelen estructurar en horas enteras), lo mejor sería ir acumulando esos pequeños desfases y, cuando sumasen 1 hora, hacer ese cambio. Eso es algo que aprendieron las sociedades al modernizarse. Hasta la década de 1970 muchos trabajos tenían un horario de apertura al que aplicaban esa medida dos veces al año: a principios de primavera y al comienzo del otoño.

¿Les suena? Es justo lo que hace el cambio estacional de hora: organizar esa adaptación natural de la sociedad. Ahora ya no tiene que ir cambiando sus horarios, puede usar las mismas marcas de reloj todo el año.

Sí, los cambios estacionales de hora buscan precisamente eso: conseguir que su vida no vaya acumulando sin freno ese desfase con respecto al Sol. O cambiamos la hora o cambiamos los horarios.