El desconchado del BâBâ Bar

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

FACHADA DEL BâBâ Bar
FACHADA DEL BâBâ Bar .

Quedará ahí durante un tiempo, como la señal ruinosa de una pérdida que hace que la ciudad pierda un escenario que era imprescindible

23 oct 2020 . Actualizado a las 10:43 h.

Todos los días, de camino al trabajo, paso con el coche por la calle Pérez Cepeda. Para mí, la calle del BâBâ Bar. Veo la fachada y sonrío. En su decoración se mezclan las ramas de árboles y los pajaritos con un muro. En una de las esquinas hay un gran desconchado. Conociendo a Cristina, su jefa, extrañaba que estuviera sin arreglar. Su sala tenía un punto detallista inusual. Había cojines en las sillas. De las paredes colgaban cuadros molones. En los baños ¡había ambientador! Todo sencillo, sin grandes lujos, pero derrochando cariño. Además, allí se cenaba a la luz de las velas, disfrutando del concierto. El público podía ver una actuación tomando una copa de vino.

El BâBâ Bar conformaba ese escalón inicial de la música en vivo en A Coruña. El alquiler resultaba barato. La capacidad, justa. El ambiente, genial. Además, se abría al teatro, los monólogos o la danza. Al tener que bajar su rampa de entrada se generaba la sensación de acceder a otro mundo, en el que algunos nos sentíamos tremendamente cómodos. Por allí andaba siempre Cris, atenta, discreta y sin protagonismo. Amable y receptiva a propuestas. Sin agobiar cuando venía poco público.

Un día, tras un concierto de Los Eternos, me quedé charlando con ella hasta tarde. Me contó su vida en la loca Francia de los ochenta, su idea de cultura y sus planes de futuro. Recuerdo irme a casa pensando: «¡Qué tía más guay!». Indirectamente, apunté notas mentales de lo que a mí me gustaría ser. Cuando llegó el confinamiento, la pared se empezó a agrietar y la pintura cedió. El desconchado se hizo cada vez más grande. Y ya nunca se reparó. Quedará ahí durante un tiempo como la señal ruinosa de su pérdida. Algo que a unos pocos muchos nos parte el corazón.