Se nos van los pies

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

BASILIO BELLO

El éxito de un concierto no solo se mide por el nivel de los aplausos

21 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El éxito de un concierto no solo se mide por el nivel de los aplausos. Los pies son un gran indicador del entusiasmo del público. No porque pataleen contra el espectáculo, sino por ese ritmillo imposible de controlar: si se nos van los pies, buena señal.

El domingo por la mañana los pies se movían en la plaza de Lugo al ritmo de Marián Ledesma y los Tinaquero Brothers. Con los acordes de la guitarra y el contrabajo, sentados en las sillas blancas que estos días ocupan algunas plazas de la ciudad, el limitado público seguía con ganas el concierto del plan Presco.

Fuera del improvisado recinto, otros tantos disfrutaban del concierto de pie. Con el cielo plomizo amenazando lluvia, lo que atacó a traición fue el viento, que tiró contra el suelo el cartel del plan. La torre de seis letras se vino abajo con un sonoro golpe, y dos pares de manos se apuraron para volver a ponerla en pie. La música no dejó de sonar a pesar del susto. Y a la cantante le pareció la metáfora perfecta de lo que estamos viviendo: «Juntos levantamos esto».

No nos queda otra. Estamos disciplinadamente (unos más que otros) a distancia, cada día, aunque no sea en sillas de plástico, rodeados por un cordón que nos separa de los demás, armados con mascarilla, pero se nos van los pies. Necesitamos recuperar el ritmo con el que bailábamos y vivíamos antes del mes de marzo, o al menos aprender a movernos con un ritmo nuevo, que parece más realista a estas alturas del año. Porque se nos van los pies, y tal vez deberíamos saber que a veces es mejor dejarlos quietos para después poder moverlos con más ganas, al aire libre o en una sala de las que consigan resistir como la aldea de los galos. Y sin poción mágica.