La ciudad sin sombras

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO pérez

Yo ya me he despedido de la mía hasta que, allá por San Juan, vuelva el sol a recortar nuestra silueta sobre las aceras

13 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Circulan varias leyendas sobre humanos que pierden su sombra. Asegura Lev Tolstói en Anna Karenina que los Grimm habían recogido una de estas peripecias en sus cuentos, pero no he conseguido seguir ese rastro. Se ve que el coloso ruso atesoraba en su mollera mucho más conocimiento del que cabe hoy en Google. La aventura que más a mano tenemos es la de la sombra de Peter Pan, que se escapa sin parar de su dueño hasta que aparece Wendy y la cose al talón del niño que no crece. Pero será mejor no mencionar ese episodio de opresión del heteropatriarcado, explotación infantil y menores sin escolarizar.

Entre estos relatos asombrosos, uno de mis favoritos es La maravillosa historia de Peter Schlemihl, de Adelbert von Chamisso, donde se enumeran las desgracias que recaen sobre un paisano que vende su sombra a un inquietante hombre de gris. No vamos a hacer spoiler -ya no se puede ni contar cómo acaba el Evangelio según San Mateo-, pero la vida de Peter se va por la alcantarilla. Resulta que es más sospechoso no arrojar ni pizca de sombra que vestir la sombra de la sospecha.

Me acuerdo estos días de Tolstói, de Peter Pan y de Peter Schlemihl porque todos ellos serían muy felices en A Coruña. Ya sé que Tolstói replicaría que toda la gente feliz es feliz de la misma forma y que, justo por eso, lo interesante son los infelices, porque cada uno se cava su propia tumba a su manera. Pero Peter Pan, e incluso Peter Schlemihl, serían felices sin sombras en A Coruña. Más que nada, porque al menos desde octubre a junio vivimos en la ciudad sin sombras. Yo ya me he despedido de la mía hasta que, allá por San Juan, vuelva el sol a recortar nuestra silueta sobre las aceras.