Clientes dijeron a la policía que durante casi tres horas el dueño les impidió que abandonasen el local. El propietario fue denunciado por exceso de horario, por impedir la inspección del local y por tener una cámara hacia el exterior sin autorización

alberto mahía
Redactor

Varios clientes del pub La Tremenda, en el número 9 de la calle Socorro, pidieron ayuda porque no les permitían abandonar el local. «Quiero irme a casa y no me dejan salir», le escribió por WhatsApp una joven que estaba en su interior a un conocido que se encontraba en la calle esperándola. Eran las 4 de la madrugada del sábado y este, asustado, paró a un vehículo policial, cuyos agentes ya habían sido advertidos segundos antes por una mujer de que en un establecimiento de la calle Socorro se estaba celebrando una fiesta y había gente sin mascarillas. El chico les muestra a los policías los mensajes que le envió su amiga desde el interior del negocio. Así que los agentes procedieron a llamar a la puerta. Insistieron durante un tiempo y nadie les abrió.

Al lugar se desplazaron más agentes y uno de los inspectores pidió el número de teléfono de la chica que había pedido ayuda a su amigo. La llamó y esta le explicó que «los responsables del local no la dejaban salir», según aparece en las diligencias. Y añadió que allí había unas veinte personas más. Ya eran las 05.30 horas. La puerta seguía cerrada, la acera tomada por funcionarios municipales y nadie la abría. Así que el jefe del operativo llamó al juzgado de guardia informándole a su titular de la complicada situación. Sin una orden judicial, la policía no puede entrar por la fuerza. Pero la jueza les dijo que lo hicieran.

Se llamó a un cerrajero, pero el inspector, temiendo que tardaría mucho y que dentro había gente que quería salir y de los demás desconocía el estado en el que se encontraban, dio orden de forzar la puerta. Lo hicieron. Pero se encontraron con un vestíbulo que daba a una segunda puerta de cristal. Al otro lado veían a los clientes. Como si nada. Ninguno se acercó pese a que los policías la aporreaban para que abriera. Finalmente, se acercó una mujer con unas llaves y permitió la entrada a los agentes. Ya en el interior, observan a un hombre sentado que les dice ser el responsable del negocio. Mientras, se informa a los presentes de que iban a ser identificados y cacheados. Y que luego podrían salir de uno en uno a la calle. Para salvaguardar la identidad de la chica que había pedido ayuda a un amigo a través del wasap, la llamaron de nuevo y le pidieron que, de manera discreta, saliese al exterior y se identificase ante uno de los agentes. Ya eran las 06.00 de la mañana.

Los agentes también fueron preguntando al resto de clientes, a medida que abandonaban el local, si en algún momento se sintieron retenidos. Algunos de ellos respondieron que sí, que pese a pedirle al dueño varias veces que querían salir, no se les permitió. Al oír eso, la policía informó a los presentes de la posibilidad de denunciarlo, «si bien indicaron que en principio no lo harán». 

El propietario

Escuchados todos, se procedió a hablar con la persona que decía ser el responsable del local. Este negó haber prohibido a persona alguna a salir del local. Todo lo contrario. Dijo que eran los clientes quienes no querían salir, pues, simplemente, se trataba de una fiesta privada. En concreto, un cumpleaños. La Voz estuvo durante todo el día intentando ponerse en contacto con el propietario para conocer su versión y no obtuvo respuesta.

También le preguntaron por una cámara que estaba oculta en la entrada apuntando a la calle. Le pidieron las imágenes y este respondió que las grabaciones llegaban a su móvil y se negó a dar más explicaciones.

La operación policial terminó con una denuncia a un cliente por no usar mascarilla y al dueño por exceso de horario, por impedir la inspección de un local público al fin de impedir las medidas de prevención contra el covid, así como ante la agencia de protección de datos por tener una cámara hacia el exterior sin autorización para ello.

Este pub ya había sido sancionado el pasado mes de agosto por permanecer abierto durante toda la noche cuando ya estaba prohibido por la alerta sanitaria.