La emblemática cafetería de A Coruña «se traslada» tras el confinamiento a otra localización

mila méndez
Periodista

Picavia ha perdido uno de sus referentes. Cuando el confinamiento terminó, este café que sumaba más de 25 años de trayectoria en la calle no abrió sus puertas, para sorpresa de su fiel clientela. «Cuando llegamos aquí, muchos no sabían situar esta calle en el mapa, hoy podemos decir que la plaza de Lugo es el ombligo de A Coruña», rememora Augusto Morales Torres (Orizaba, estado de Veracruz, México, 1963). Originario de una de las regiones cafeteras del mundo, trajo con él los aromas y sabores de la planta tropical. En 1993 abrió la primera plaza de café Veracruz en la ciudad. Hoy son una cadena con cuatro establecimientos que, como toda la hostelería, tuvo que repensarse con la pandemia.

«En el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) el consumo ha bajado, es palpable», comenta Morales. «Después de tanto años, emocionalmente fue duro dejar esta calle», asiente al mismo tiempo que resalta cambios en los hábitos, «se vende más café para llevar. Tanto el preparado para la oficina como el grano tostado en los repartos a domicilio. Antes, nuestras ventas por Internet eran más bien fuera de A Coruña, incluso de Galicia. Con el confinamiento se aceleró mucho y, afortunadamente, mantenemos nuestro mercado local».

veracruz
ANGEL MANSO

Próxima inauguración

Este cuarto de siglo en Picavia no se termina con un cierre, sino con un «traslado», valora. «No pensamos que marzo iba a ser nuestro último mes, pero el confinamiento nos hizo pensar, fue un ahora o nunca», cuenta. A mediados de octubre inauguran un nuevo establecimiento en la Avenida Fisterra, muy próximo a la plaza de Pontevedra. «Además de un rebranding de la marca y de participar con nuestro socio especializado en pastelería Habaziro (liderado por su hijo), queremos introducir un nuevo tipo de boutique café», describe. Una nueva vida dentro de la «nueva realidad», como Morales define esta etapa, en la que «rescatamos a la plantilla de Picavia».

Seguirán la línea del espacio de Matogrande conscientes de que las consecuencias de la pandemia no han acabado. «Ya hay cambios en el consumo, y puede que lleguen para quedarse», dice. Su punto de venta en Conchiñas y la cafetería de Riego de Agua continúan igual que antes del covid.

«El café no solo es un bien económico, también lo es cultural. Creemos que la gente lo necesita, no solo por su sabor y propiedades, sino para socializar. Hay que respetar todas las medidas sanitarias, pero creemos que esto lo superaremos. Las cafeterías, que tienen siglos de historia, van a seguir existiendo. Lo importante es la parte social y el café siempre ha sido un centro de reunión. Para ver a un amigo, para hablar con alguien o para tocar un tema escabroso, siempre vamos a tomar un café», confía Morales.