La responsable de una peluquería de A Coruña: «Como empresaria, me indigna que nos pongan trabas a los que lo hacemos bien»

Francisco Brea
F. Brea A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Una mujer acude a la peluquería ataviada con mascarilla
Una mujer acude a la peluquería ataviada con mascarilla KIM KYUNG-HOON

Tres trabajadores se infectaron fuera del salón y a uno de ellos le dieron el alta a pesar de que haber dado positivo en la última PCR, por lo que la propietaria prefiere esperar y que no se reincorpore «si nadie garantiza que no pueda contagiar»

24 sep 2020 . Actualizado a las 11:19 h.

Silvia Méndez tuvo que cerrar su negocio, la peluquería Pin Up, 12 días después de que tres empleados se contagiaran de covid-19: «Son amigos y las infecciones se produjeron fuera del salón», asegura. De hecho, dos trabajadores acudieron el último domingo de agosto a un cumpleaños infantil y el miércoles siguiente se enteraron de que una de las personas asistentes había dado positivo: «Me avisaron y cerramos».

Entonces llegaron unas jornadas que Méndez define como «un caos, ya que a cada uno el médico nos decían una cosa. A unos diez días, a otros 14 e, incluso, nos dijeron 21 días de cuarentena...». Pero esto no fue lo peor para Silvia: «A una trabajadora le dieron el alta sin repetir el test. Yo reclamé y se lo hicieron. Volvió a dar positivo, aunque con una baja carga viral. Hablé con inspección médica y con riesgos laborales, porque no hay seguridad de que no contagie».

La responsable de la peluquería decidió impugnar el alta de la empleada. Ella afirma que quiere que los trabajadores vuelvan a sus puestos, pero «no es posible si nadie garantiza que no pueden contagiar». Méndez explica que la trabajadora a la que le dieron el alta pregunta quién le pagará, y tiene claro que si pierde la impugnación le abonará su salario porque «ella no tiene culpa de nada. Yo soy la primera que quiero que se reincorporen los tres».

La salud primero

Silvia afirma que asumieron el coste de permanecer cerrados 12 días, con el gasto que eso supone: «Pero es mi manera de pensar y la salud es lo primero. Di una lista detallada a Sanidade de los clientes del salón que estuvieron en contacto con los positivos y los que no. Nadie se contagió dentro del local, por lo que los protocolos funcionan».

Ahora están trabajando por turnos: «Somos cuatro por la mañana y cinco por la tarde. Así, si cae un grupo no hay que cerrar, y eso es mejor que facturar cero». La responsable del establecimiento reconoce que estos días han sido «lo peor», debido a la incertidumbre de «no saber qué va a pasar con un negocio del que depende gente, y sin que nadie sea capaz de dar una perspectiva de lo que va a pasar». Por ello, dice que, como empresaria, le indigna que «pongan trabas a los que lo estamos haciendo bien».