Verónica Sande: «Las guarderías son el lugar del mundo donde más protegidos están los niños»

A. Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

La educadora y responsable de la escuela infantil Os Pequerrechos de A Zapateira detalla cómo afrontan un curso diferente, con «otros juegos, otras maneras de enseñar las letras o los números y otras normas para compartir»

13 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Verónica Sande vive ahora dedicada en cuerpo y alma a proteger a las niñas y niños que tiene a su cuidado en la guardería Os Pequerrechos de A Zapateira. Desde el primero de septiembre, su día comienza en la puerta. Recibe a las familias y toma la temperatura a los pequeños, a los que acompaña a sus respectivas aulas, donde esperan las otras maestras. Luego se cambia de arriba a abajo y, con otra ropa completamente desinfectada, empieza la clase. Una clase completamente diferente a la de otros años, con «otros juegos, otras maneras de enseñar las letras o los números y otras normas para compartir», dice Verónica Sande.

Esta profesora y responsable del centro en A Zapateira, como el resto de educadoras, tiene la seguridad de que en los centros no va a entrar nada ni nadie que dé el más mínimo síntoma de estar contagiado. Además, mantener el virus muy lejos de los niños no es trabajo de unas horas, es una obligación «que para nosotros no tiene horario. Cuando nos vamos para nuestras casas, continuamos con unas estrictas medidas sanitarias. Somos personas que cuidamos a niños y nuestro comportamiento las 24 horas del día ha de ser ejemplar».

Por todo ello, Verónica Sande está convencida de que «las guarderías son el lugar del mundo donde más protegidos están los niños». Este curso, «lo más importante ha de ser la sanidad».

Y para ello, el claustro de profesores y la dirección llevan meses trabajando en la vuelta al cole. «Hemos tenido que adaptar las instalaciones, realizar cambios de arriba a abajo. Pero no solo eso, también el aprendizaje o la interacción del alumnado», destaca Sande.

Habla, por ejemplo, de que cada niño tiene su propio cajón, su puzle, su espuma, su goma... «Y después de usar cualquier elemento o al finalizar la actividad, se desinfecta», dice.

¿Cómo se le dice ahora a un niño que no puede compartir sus cosas con sus compañeros cuando hasta ahora siempre se enseñó que lo que es de uno es de todos? «Pues con mucho tacto, mucha paciencia, haciendo entender que estas medidas son pasajeras, que pronto podremos jugar todos con la misma pizarra o pelota. Lo que hacemos es decir a las niñas y niños que lo que hay en el cole es de todos, pero hoy te toca a ti y mañana a tu compañero», explica Sande.

En cuanto a la dificultad que supone cuidar a bebés y pequeños de hasta 3 o 4 años, Verónica Sande reconoce que con los menores de un año es mucho más complicado, «pues unos gatean y otros empiezan a caminar. Por eso decidimos poner unos círculos y jugar con los espacios del aula. Ya en los de más edad, las mesas que antes ocupaban cuatro, ahora lo hacen dos». Similares medidas se toman en las zonas comunes. «Ahora, ir por el pasillo se convierte en un juego con flechas en el suelo», dice.