Rosa Domínguez
Lo más urgente era tratar a los enfermos -266 infectados a un tiempo llegó a tener el Chuac-, pero durante lo más duro de la pandemia el hospital también hizo de alojamiento e, incluso, de residencia para los más frágiles, la mayoría ancianos, sobre todo los meses en los que el coronavirus cerró a cal y canto la posibilidad de buscar apoyos para vivir fuera cuando no se puede vivir solo. La convalecencia durante lo más crudo de la crisis sacó a la luz otros problemas cuando el covid lo puso todo patas arriba y evidenció que el alta sanitaria no siempre y no solo es una cuestión médica.