Ropa de otro tiempo nacida durante la cuarentena

A CORUÑA CIUDAD

LA ARTISTA JENNIFER CUSTODIO está detrás de esta marca surgida en pleno encierro que mezcla sus dos pasiones: la búsqueda de auténticas joyas de vestir procedentes del pasado y la fotografía Polaroid

29 ago 2020 . Actualizado a las 23:08 h.

Jennifer Custodio hizo de la pasión por la ropa de segunda mano su proyecto de vida: «Un compañero de piso que vivía conmigo en Salamanca me decía muchas veces cuando me veía sacar fotos a cosas que él veía feas y antiestéticas: ‘Ves maravillas donde yo veo mierda’». En esas montañas de ropa fea ella encuentra tesoros. «Cuando era pequeña los domingos por la mañana iba con mi padre al rastrillo de segunda mano de la plaza España en Vitoria, a él le encantó encontrar tesoros y coleccionarlos», dice. Con base en A Coruña, esta artista se hizo con una colección de prendas especiales, su seguro por lo que pudiese pasar: «Tenía guardadas algunas maravillosas prendas para cuando llegasen las vacas flacas venderlas para sacar dinero, y llegó ese momento». Sin ingresos y esperando el pago del ERTE, decidió crear un 5 de abril, en pleno confinamiento, Disuse, una tienda en Instagram de prendas vintage. La marca es una mezcla de sus pasiones: las prendas antiguas y la fotografía analógica.

Como cómplice, Jennifer contó con Laura Tonder, una diseñadora de moda danesa que acababa de mudarse a A Coruña y que se convirtió en la modelo de Disuse. «Cuando no podíamos salir de casa yo le llevaba como una traficante de ropa todos los looks en una bolsa y se los dejaba en el portal», bromea. Jennifer, como los grandes genios del cine al más puro estilo Tarantino, se encarga de todo: ella ejerce de «estilista, de buscatesoros, de buscadora de localizaciones, de vendedora y de preparadora de paquetes». Cuando se permitió salir de casa, Jennifer empezó a materializar todas las ideas que tenía guardadas en la cabeza.

En su perfil de Instagram, @disusevintage, no solo enseña ropa: también crea pequeñas piezas de arte en forma de fotografías analógicas que se encarga de escanear y llevar al mundo digital. «Llevo diez años trabajando con fotografía Polaroid, cuando llego a casa y veo todo lo que he creado me sigo emocionando», asegura. De la ropa de segunda mano se queda «con los detalles, el cariño y el material con el que se hacía». Y para buscar los tesoros de Disuse, Jennifer se quedó horas sin dormir: «Di con vendedoras particulares, señoras que tenían aún en el trastero piezones de los años 20 y 30. Amparo fue mi top durante la cuarentena y después Ane, que ya había proporcionado vestuario para Velvet y Alta Mar», apunta. Consiguió ropa lencera, piezas, según Jennifer, difíciles de encontrar en España en buen estado: «Son todas unas joyas increíbles, pero quizás las más especiales han sido los tres conjuntos de ropa de cama de finales de 1930 de cinco piezas cada una que fueron propiedad de una duquesa».