El covid pone en cuarentena ocho bares del Agra y la ronda de Outeiro, en A Coruña

Emiliano Mouzo A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Lus es propietario de la Pulpeira de Arzúa, en Os Mallos. Asegura que él, «por suerte» no tuvo que cerrar y cree que a pesar de los rebrotes en el barrio «estamos volviendo a arrancar, pero aún hay miedo»
Lus es propietario de la Pulpeira de Arzúa, en Os Mallos. Asegura que él, «por suerte» no tuvo que cerrar y cree que a pesar de los rebrotes en el barrio «estamos volviendo a arrancar, pero aún hay miedo» ANGEL MANSO

La mayor afección se registra entre la calle Panamá y la avenida de Fisterra, donde hay un total de cuatro negocios cerrados porque en ellos se detectaron positivos o hubo sospechas de contactos

29 ago 2020 . Actualizado a las 09:54 h.

El covid-19 no da tregua a la vida comercial en la ciudad, sobre todo en los barrios en los que la pandemia se ensaña más. Y el sector más damnificado es el de la hostelería, tanto por sospechas de infección como por rebrotes confirmados de la enfermedad. Es lo que está ocurriendo en la zona del Agra del Orzán y, en especial, en calles de este distrito próximas a O Ventorrillo.

En este sector de la ciudad se contabilizan hasta ocho bares y cafeterías cerrados porque en ellos se detectaron positivos en las pruebas PCR o hubo sospechas de contactos. Pero parte del vecindario se desconfía; suponen que hay muchos más. «Lo que pasa es que alguno no lo quiere decir para no tener que cerrar su negocio», indicó Luis Ramos, un empresario de la zona.

El mayor número de locales afectados se registra en la confluencia de la calle Panamá con la ronda de Outeiro y en la avenida de Fisterra. En esta zona se contabilizan hasta cuatro negocios de hostelería cerrados. Se da la circunstancia de que dos cafeterías están pegadas.

Casi al final de la ronda de Outeiro también tuvo que bajar la persiana un conocido local porque uno de los clientes se encontró mal de repente, acudió al médico, le realizaron las pruebas pertinentes y al dar positivo alertó a los propietarios de la cafetería. Bajó la persiana por responsabilidad hacia su familia «y hacia nosotros», señaló un cliente, que también se sometió a los análisis, «pero di negativo», y aun así «estuve encerrado en casa 14 días», subrayó.

No actuó de forma tan prudente el titular de un bar próximo a la calle Villa de Negreira, en pleno corazón del Agra del Orzán. Uno de sus clientes, de avanzada edad, comenzó a sentirse mal el pasado jueves. Acudió al médico y tras realizarle las pruebas, estas demostraron que estaba infectado por covid-19. Nada más llegar a casa llamó al propietario de la cafetería para alertarle de la situación, «ya que el señor solo se mueve entre su piso y este bar», indicaron varios vecinos. Pero el hostelero pasó por alto el aviso, ya que a pesar de la alarma «mantuvo el bar abierto casi tres días».

Los vecinos denunciaron «su comportamiento irresponsable». Y así, el sábado recibió la visita de la policía y de un inspector de Sanidade, y le obligaron a clausurar su negocio de forma provisional.

Las distintas Administraciones han venido apelando desde el comienzo de la pandemia a la responsabilidad de los particulares como la primera medida imprescindible para ganarle la batalla al coronavirus.

Inspectores de Sanidad recorren el barrio e inspeccionan los establecimientos

El Agra del Orzán está considerado como uno de los barrios coruñeses más afectados por la pandemia, junto con Os Mallos, Sagrada Familia y O Ventorrillo. Así lo confirmó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, la semana pasada, a la vista de los datos que maneja la Consellería de Sanidade.

Esta realidad se intenta controlar y corregir por parte de las Administraciones. De hecho, patrullas del 091 y el 092 recorren incesantemente las calles. Pero no solamente son las fuerzas del orden las que inspeccionan la zona. También están movilizados varios inspectores de Sanidade. De hecho, cinco de los ocho establecimientos hosteleros cerrados en el Agra fueron clausurados de forma provisional por estos auditores.

«Quisieron ver hasta el baño»

Los inspectores están entrando de forma aleatoria en la totalidad de las tabernas, bares y cafeterías: «Lo comprueban todo», contó el propietario de un bar de la calle Panamá. Acceden a los establecimientos sin identificarse. Observan durante un tiempo el comportamiento de los trabajadores «y de los clientes», contó otro hostelero. Les preocupa que no se utilice la mascarilla y que no se cumpla con la distancia social. También supervisan el cumplimiento del aforo, «y se fijan mucho en el perímetro de seguridad de la barra». El titular de un bar de la calle Panamá explicó que hasta «quisieron inspeccionar los baños».

La mayoría de los hosteleros del Agra están de acuerdo con los controles, pero reconocen que la situación «es nuestra ruina».

Abrir un negocio tras un positivo, con todas las medidas de seguridad

Varios establecimientos del barrio de Os Mallos que tuvieron que cerrar recientemente por positivos por covid-19 o, en muchos casos, por sospechas por contactos que finalmente se quedaron en nada, volvieron a abrir sus puertas. Uno de estos negocios lo hizo ayer tras curarse su propietario de la enfermedad y pasar la cuarentena. Volvió a su negocio a atender a sus clientes «con todas la medidas de seguridad», dijo un hombre que prefiere mantenerse en el anonimato. De hecho, «contraté una empresa para que desinfectara el local». Contó que sus únicos síntomas «fueron cansancio, dolor muscular y poco apetito». Al tercer día de molestias fue al hospital y le hicieron las pruebas. Dio positivo y alertó a sus clientes.