El responsable del Garufa: «No hay manera, así es insostenible»

Francisco Brea
F. Brea A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Imagen de archivo de un concierto de Blue Devils Big Band en el Garufa Club
Imagen de archivo de un concierto de Blue Devils Big Band en el Garufa Club MARCOS MÍGUEZ

Pepe Méndez apunta que las salas de conciertos están afectadas por partida doble, ya que no pueden abrir ni hacer sus programaciones

20 ago 2020 . Actualizado a las 00:49 h.

El cierre del llamado ocio nocturno está afectando a muchos empresarios. Dueños de pubs, discotecas o salas de conciertos no pueden desarrollar su actividad y la situación es cada vez más complicada. «No hay manera, así es insostenible», comenta Pepe Méndez, responsable del Garufa Club y vicepresidente de Clubtura, el colectivo que aglutina a los locales de conciertos en Galicia. No duda en afirmar que «si seguimos así acabaremos cerrando, soportando solo gastos sin tener ingresos».

Méndez considera un error englobar en ocio nocturno todas las actividades que se realizan a partir de cierta hora de la noche y se pregunta «¿qué diferencia hay con el ocio diurno? Un grupo de personas que incumple las normas da igual a la hora que lo haga. Dicen que la gente bebe más de noche, pero ahora creo que lo hace más en las sesiones vermú». Para él, aunque también sufren las restricciones y el miedo que se respira en el ambiente, la repercusión en restaurantes y cafeterías es menor porque la limitación de horario no les afecta demasiado: «Es una medida para no entrar en conflicto con un sector mayoritario. Si ahora tuvieran que cerrar todos a las dos de la tarde se montaría una buena».

Por otra parte, el responsable del Garufa asegura que para las salas de conciertos el daño es doble, ya que además de no poder abrir sus puertas no permite diseñar una programación que se hace a «dos o tres meses vista. Yo ya tengo septiembre organizado, pero hay bandas que están cancelando actuaciones. A mí me dicen el 1 de septiembre que puedo abrir y no tengo margen de tiempo para programar».

El último directo en el Garufa antes del estado de alarma fue el 7 de marzo y ya «vino poco público porque empezaba a haber miedo». En julio volvió a abrir, pero «con un 40 % del aforo para mantener las distancias y salvo en un par de ocasiones no cubrimos ni la mitad».