Dos ladrones intentan robar dos negocios y se van con las manos vacías

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Alberto Mahía

Rompieron las verjas de un bar y un despacho de loterías de la avenida de la Concordia

15 jul 2020 . Actualizado a las 08:40 h.

Dos delincuentes salieron de madrugada a robar y regresaron a sus casas con las manos vacías. Lo intentaron en un bar y luego en una administración de loterías. No causaron más daños que la rotura de las respectivas verjas. Nada más que eso. Ni siquiera provocaron destrozos en el interior buscando algo de valor. Tenían prisa y miedo.

Sobre las dos de la madrugada se presentaron en el bar Many's, en el número 27 de la avenida de la Concordia, en O Castrillón. Armados con una pata de cabra -su única herramienta-, reventaron la verja del establecimiento. Accedieron al interior y se encontraron que la máquina tragaperras estaba blindada. Ya ni intentaron forzarla. Se fueron de inmediato. Lo extraño es que no se hicieron ni con una botella. Fuentes policiales creen que solo querían dinero en efectivo, lo que hace sospechar que «se trata de toxicómanos que buscan rápido una dosis y actúan a la desesperada».

El propietario del establecimiento denuncia que no es la primera vez que le entran para hacerse con la recaudación de la máquina. De ahí que la blindase. Como hicieron decenas de hosteleros en los últimos años después de múltiples robos en sus negocios para forzar las tragaperras. De hecho, hay bandas organizadas. La Guardia Civil detuvo a dos de ellas el año pasado después de asaltar multitud de cafeterías. Pero los de la noche del lunes «no parece que tengan mucha preparación o conocimientos para entrar, vaciar la máquina y salir en menos de dos minutos», añaden las mismas fuentes policiales. 

Despacho de loterías

Una vez fallido el golpe al bar, seguían ansiosos por dinero y les pareció que en el despacho de loterías del número 12 de la misma avenida podrían hacerse con un buen botín. Tampoco. Ahí ni llegaron a entrar. Les bastó romper la verja, levantarla un poco y encontrarse con un búnker. «Cualquiera sabe que las administraciones están completamente blindadas», decía el dueño.

Con estos datos y revisando las cámaras de la calle y de los propios establecimientos, la policía sabe que busca a dos delincuentes de escaso recorrido. Porque los especialistas en tragaperras ya no entrarían en un bar con la máquina blindada y mucho menos lo intentarían en una administración de loterías.