Un estafador de billetes falsos pide en A Coruña que lo expulsen del país para evitar continuar en prisión

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Compró la moneda en una página de Internet y utilizaba a toxicómanos para estafar a la gente

07 jul 2020 . Actualizado a las 09:16 h.

El acusado se presentó este lunes esposado y acompañado de dos agentes de la policía para ser juzgado por tenencia de moneda falsa y estafa. La Fiscalía pedía que fuese condenado a 15 años de prisión —el uso de billetes falsificados está muy penado en el Código Penal—. Junto a él ocuparon el banquillo otras cinco personas, todas relacionadas con los hechos y que trabajaban para el cabecilla, sacándose a cambio droga o dinero. Defendido por el penalista Diego Reboredo, el procesado finalmente decidió reconocer los hechos —no tenía escapatoria alguna debido a las múltiples pruebas que existían contra él—. Así, su letrado alcanzó un acuerdo con la acusación pública para que le redujese la condena en base a un atenuante de drogadicción. Y así se hizo. El fiscal y la defensa pactaron que la pena fuese de 4 años y medio de prisión. Como el acusado es extranjero y la condena es inferior a los 7 años, pudo acogerse a la posibilidad de cambiar la cárcel por su deportación.

El resto de acusados, excepto una de ellas, también fueron condenados a 4 años y medio. Pero ninguno de ellos solicitó su expulsión del país a cambio de ir a prisión.

El principal acusado era en el 2018 un traficante de droga a pequeña escala. Vivía en un piso de los Mallos y por allí pasaban adictos a todas horas para comprar sustancias. No satisfecho con los rendimientos económicos que el «trapicheo» le reportaba, ideó, según el fiscal, una trama para hacerse con billetes falsos para estafar a todo el que pudiera. Y lo hizo con 20 personas.

El primer paso fue conseguir la moneda falsa. Para ello, añade el fiscal, utilizó una página web oculta en Internet (en ella se venden armas, se explica la fabricación de explosivos...) para hacerse con billetes de 50 euros «de muy mala calidad», dice la acusación.

Con ellos en su poder, discurrió cómo utilizarlos. Lo hizo con gente que anunciaba en Internet la venta de aparatos electrónicos. Se citaba con ellos por la noche en calles oscuras para que las víctimas no pudiesen descubrir la falsedad de los billetes. No iba él a los intercambios, sino que enviaba a sus clientes, que lo hacían a cambio de droga. Así estafó 1.500 euros.

En una de las ocasiones, una de las víctimas apareció en una calle sin farolas con un aparato para vender y, pese a la falta de luminosidad, se percató de que los billetes eran falsos. Huyó y denunció.