El Orzán, el pesquero más antiguo del puerto, agoniza en Oza

Emiliano Mouzo A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Lleva amarrado desde 1998 en los muelles de la dársena de A Coruña

29 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pesquero de altura Orzán, el mas antiguo del puerto de A Coruña, agoniza atracado en uno de los pantalanes de la dársena de Oza.

El óxido de su casco, los robos que ya sufrió el barco, tanto en la máquina como en los equipos de navegación, anuncian que el Orzán no volverá a arriar cabos para poner proa a los caladeros del Gran Sol. Que su última travesía será para navegar hacia los sopletes, hacia el desguace. Pero aún tendrá que esperar, por la decisión de sus dueños «y a que el precio de la chatarra aumente», indicó un desguazador.

El Orzán fue construido y botado en el año 1964, en los astilleros Paulino Freire, de Vigo. Fue construido en acero, con planchas de hierro sujetas por remaches, tornillos de acero que ensamblan sus distintas partes, que aún continúan fuertes y anclados en su casco, sobre todo en la obra viva.

El pesquero, perteneciente a Pesquerías Pesca Cruña, a la familia de armadores Debén, también fue el primer barco que cambió su máquina de vapor por un motor diésel.

Esta novedosa actuación fue vista con escepticismo por la mayoría de los armadores, que eran muchos, del puerto coruñés. Llegaron a decir que los motores diésel no tenían capacidad de tiro, no tenían tanta potencia de arrastre como las máquinas de vapor, y que las capturas serían menores.

Sin embargo, el Orzán continuó pescando con una rentabilidad quizás mayor a la que tenía antes del cambio de equipo de propulsión: el tiempo le había dado la razón a la familia Debén. De hecho, las buenas mareas que realizaba el pesquero no pasaron desapercibidas para otros armadores, que también optaron por el cambio en la sala de máquinas.

El viejo Orzán tuvo que aguantó temporales en los mares del Gran Sol, incluso soportó firme mente una galerna. Sin embargo, tuvo que doblegar su quilla ante la burocracia, el papeleo y la presión ejercida sobre los gransoleiros gallegos por las autoridades marítimas de otros estados miembros de la Unión Europea. El pesquero tuvo que amarrar tres años, una parte en un puerto irlandés.

Ya en A Coruña, en 1998, el Orzán fue sometido a una reparación global para volver a los caladeros. El objetivo de la armadora Pesca Cruña era que el barco volviese de nuevo a navegar, a pescar, pero cambiando de mares: los caladeros del norte de Europa por los de África.

Pero nada salió bien. El barco no pudo moverse de Oza, desde ese año su casco no balancea, y los mejillones y los balánidos o bellotas de mar, con el adhesivo más fuerte y resistente de la naturaleza, deterioran sin compasión y por completo el casco del viejo Orzán.