A las puertas del paraíso de los cócteles

La Voz PERIODISTA

A CORUÑA CIUDAD

16 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Da gusto escuchar a Sandra y a Alejandro aunque sea con mascarilla. Esta pareja llevaba mucho tiempo dando forma a un ambicioso proyecto relacionado con la coctelería y… «Solo faltaba la moqueta. Hubiésemos abierto a finales de marzo. Ya habíamos pensado en la inauguración…», comentan. Pero no lo hacen con tono apesadumbrado. Para nada. Estos dos meses duros no hicieron mella en sus ilusiones. «Nos faltan algunos detalles [la dichosa moqueta parece que todavía no llegó]. Si nada se tuerce, abrimos el lunes. El que viene no, el siguiente», avanza. En la céntrica calle Federico Tapia de A Coruña se estrenará un original y amplio espacio que incluye prácticamente de todo. Es la nueva casa de la coctelería.

TIENDA Y ACADEMIA

Un vecino que tienen su oficina justo enfrente lleva semanas hablándome de que ve movimiento en este local. No pude esperar más y, con el inicio de la fase 1, decidí llamar a la puerta para descubrir el misterio de unos profesionales que deciden abrir un negocio en estos tiempos. Se trata de una tienda-escuela inimaginable hace unos pocos años en Galicia. «Lo nuestro es el universo líquido. Somos cocteleros, distribuimos productos para este sector, y ahora también bebidas de altísima calidad. Somos sede de la prestigiosa escuela Bartrainers, que cuenta con delegaciones en Madrid, Barcelona, Canarias, y ahora en Galicia. Así cerramos el círculo», resumen desde Lecole by Le Boisson Sandra López Rodríguez y Alejandro Martínez Vila, que lleva más de 15 años agitando hielos. Le Boisson es la firma de cátering y eventos que ya existía y ahora añadieron la parte formativa. En la zona trasera del local cuentan con unos mostradores-pupitres individuales para que los alumnos practiquen mientras escuchan a un especialista. «A medida que la situación vaya mejorando nuestra idea es traer a los mejores, a los principales bartenders del país», destacan.

PAJITAS DE DISEÑO

Reconozco que no sé para qué sirven la mayoría de los objetos que observo en las estanterías de madera. Y con la botellería me pasa igual. A los de mi generación nos cuesta distinguir botellas que no sean Beefeater. Excepto unas pajitas de diseño y algunas cocteleras, el resto son solo aptos para los avanzados en el mundo de los combinados. Yo en este terreno estoy en la fase 0. «Otra novedad es que distribuimos especias para alta cocina o material para hacer ahumados, cubertería, menaje... La idea es vender a profesionales, pero el objetivo de la tienda es acercar al público en general lo que solo podría encontrar en un bar o pub que sirva cócteles», aclara. Pues a lo mejor resulta interesante apuntarse a alguno de los cursos que van a impartir, comprar el material necesario y sorprender a los amigos cuando vayan a casa. Un propósito de cara a la nueva normalidad. «Aunque la parte fuerte será la de formar cocteleros, también vamos a promover talleres para baristas y algunos de repostería», destacan mientras intentan poner en orden toda la mercancía que estos últimos sesenta días les ha ido llegando a cuentagotas. Me enseñan una botella de un whisky no apto para todos los bolsillos que también formará parte de la exclusiva oferta de esta nueva casa de la coctelería. Otra persona se asoma para ver qué se cuece dentro del bajo que esta semana estrenó toldo. Los dueños le informan de que está cerrado y que abrirá en cuanto les sea posible. El hombre se quedó a las puertas del paraíso de los cócteles.

Después de varias semanas hablando de ciudadanos que se asoman a la ventana para cantar y aplaudir a los sanitarios ya apetecía contar que hay personas que deciden emprender aventuras hosteleras de primer nivel en medio de la tormenta. Habrá que brindar con un buen cóctel cuando todo haya pasado y por fin logren inaugurarlo.