Aparece en un piso de Arteixo el cuerpo de un hombre que llevaba 18 meses muerto

alberto mahía A CORUÑA

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Un hombre, frente a la puerta de la vivienda del fallecido
Un hombre, frente a la puerta de la vivienda del fallecido Marcos Míguez

Era un taxista sirio en A Coruña, y los vecinos pensaban que había regresado a su país. La aparición de gusanos en el edificio terminó por alertarles. La Guardia Civil lo encontró momificado

11 may 2020 . Actualizado a las 14:54 h.

Los vecinos de Muabia H. Bouza pensaban que se había que tenido que ir de urgencia a Siria, su país de nacimiento. Aunque a todos extrañó que un hombre «tan educado, recto y hablador con todo el mundo», relatan, se fuera sin despedirse ni dar una explicación. Taxista en A Coruña, imaginaban que había tenido que viajar por la enfermedad de algún familiar y luego allí, por la situación que atraviesa aquel lugar, no pudo volver. Solo sabían con certeza es que la última vez que este vieron fue hace unos 18 meses.

Muabia, de unos 60 años de edad, llevaba viviendo en el tercer piso de un edificio de la avenida de Meicende, en Arteixo, en un piso de su propiedad. Lo compró hace 20 años y siempre fue un vecino modélico. Cuentan que «tenía una sonrisa y una cara amable», un vecino de esos que veían en el bar tomando un café, según recordaban dos de los residentes en el edificio.

Muabia no tenía familia en España. Pero sí muchos amigos y compañeros del taxi. Y todos, como sus vecinos, pensaron desde un principio lo mismo: que «su madre o un hermano habían tenido una desgracia y se tuvo que ir de un día para otro». Sus más allegados lo llamaban al móvil, pero siempre daba desconectado. «Había gente muy preocupada por él, pero nadie pensó lo que había ocurrido», cuentan. Todos creían que un ser humano como él, tan serio y trabajador, no desaparece así como así, por lo que la pista siria era la única que les entraba en la cabeza.

Pero estaban equivocados: Muabia llevaba muerto desde el mismo día en que nadie supo nada de él, como se ha sabido ahora. Y el taxi se había quedado estacionado en su plaza de garaje.

Pasaron los días y las preguntas de unos a otros sobre si lo habían visto nunca cesaron. Ni en el edificio, ni en el gremio de los taxistas, ni en la taberna O Cancelo, en la calle Pascual Veiga, regentada por un hombre también de origen sirio y con el que compartía muchas horas a la semana.

Pero en el edificio empezaron a aparecer olores muy fuertes. Ya hace unos cuantos meses en los que había días que el hedor era insoportable. Pero los residentes lo achacaron a unas obras que habían hecho y que pudieron afectar a las cañerías. «Había días que la verdad es que lo hablábamos entre nosotros. Era un olor insoportable. Pero lo más extraño es que al día siguiente desaparecía», explica uno de los residentes del edificio.

Hasta que hace una semana y media, la persona encargada de la limpieza del portal y de las escaleras del inmueble empezó a ver gusanos junto a la puerta donde residía Muabia. Algunos ya andaban por otros pisos, así que inmediatamente la mujer avisó al presidente de la comunidad y este llamó a la Guardia Civil. Una patrulla del cuartel de Arteixo se desplazó al lugar y al ver aquello decidió pedir ayuda a los bomberos, que forzaron la puerta y se encontraron con el cadáver momificado del hombre. «Solo con verles la cara a los agentes que vinieron era suficiente para imaginar lo que se habían encontrado dentro. Al abrir la puerta, el olor ya recorrió todo el edificio», cuenta uno de los residentes. El cadáver se encontraba en una habitación cerrada, por eso no olía tanto fuera.