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El bergantín Francisca Rosa acabó su singladura al varar en A Ameixenda

aQUILES gAREA

A CORUÑA CIUDAD

mANUEL Romero

Los restos aún se encuentra después de un siglo bajo las arenas de la playa de Cee, donde fue varado

09 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El 12 de enero de 1904, el bergantín goleta Francisca Rosa hacía su entrada en la ría de Corcubión para resguardarse del fuerte temporal que reinaba en las costas de la península. Su capitán fondeó en las inmediaciones de Castelo do Príncipe, en A Ameixenda (Cee). Esperaba a que mejorasen las condiciones meteorológicas para poder continuar el viaje.

Sin embargo, el día 13 el oleaje no amainó, más bien empeoró, a duras penas podían aguantar el fondeo debido a la mar de fondo reinante. Como consecuencia de ello, rompieron las amarras de fondeo y fueron arrastrados hacia la costa de A Ameixenda, donde quedó varado en unos peñascos. Afortunadamente esta zona no estaba muy castigada por la mar.

En la varada no hubo que lamentar víctimas y con la tripulación a bordo permaneció en ese lugar esperando a la pleamar para tratar de ponerla de nuevo a flote. El día 14 de enero, los armadores José Barbeito Bugía y Federico Rodríguez, de A Coruña, recibieron un telegrama del capitán dándoles cuenta de que su velero había varado en la costa de A Ameixenda el día anterior.

Tras conocer la noticia, hicieron salir de la Coruña el vapor F. R. de su propiedad con el personal y los medios para realizar el salvamento. Al día siguiente, cuando aún no había llegado el vapor que habían enviado en su auxilio, la tripulación con los medios de abordo y otros facilitados en el puerto de Corcubión, consiguieron ponerlo a flote el Francisca Rosa. A continuación, lo condujeron al interior de la ría para vararlo en la playa de Cee con el objeto de que se reconociera el casco por los buzos que llevaba a bordo el F. R.

En un primer momento, se pensó que las averías eran de menor importancia. Sin embargo, después de revisar a fondo el casco se comprobó que tenía daños de gran importancia. La quilla estaba completamente destrozada por los fuertes golpes sufridos contra las rocas. Fue declarado pérdida total y el barco quedó varado en el arenal adonde había sido llevado. Le retiraron todo aquello que podía ser reutilizado y la carga, debido a la entrada de agua en las bodegas, fue declarada como perdida. Los restos de esta embarcación permanecen aún en la actualidad en el mismo lugar.

Desde Almería

Llevaba un cargamento de sal de Almería, de donde había salido el 22 de diciembre y su destino era el puerto de A Coruña. El tiempo empleado normalmente en la travesía era de 12 a 15 días. Cuando transcurrían ya más de veinte días sin recibir noticias, sus propietarios y los familiares de los tripulantes se empezaban a preocupar, aunque también eran conocedores del importante temporal que reinaba en esa época en la costa, por lo que supusieron que se encontrarían de arribada en algún puerto, como así había ocurrido.

Era un bergantín goleta con casco de madera, de bandera española y puerto de matrícula A Coruña. Desplazaba 375,88 toneladas. Componían su tripulación diez marinos bajo el mando del capitán José Lojo, natural de Muros. Sus armadores eran José Barbeito Bugía y Federico Rodríguez, ambos de A Coruña. Había sido comprado por estos en el mes de mayo a sus anteriores armadores, por 5.000 duros y había sufrido reformas y mejoras en Barcelona que incluyeron el cambio total del aparejo. La mejora les había supuesto un desembolso de otros 3.000 duros. Era el segundo viaje que realizaba para ellos. Entre los tripulantes se encontraba un hijo de uno de los armadores que iba de agregado realizando prácticas de pilotaje.

El Francisca Rosa había sido construido con aparejo de corbeta en el año 1865 en un astillero del puerto de Barcelona por José Fonts y Romeu para José Canela y Raventós, Ramón Quadreny y Coll y Pablo Rovira y Gatell, barceloneses, y de Gili y C.ª de la Habana. Fue matriculado con el nombre de Isabel. Su valor fue de 26.450 pesos fuertes.

Sus dimensiones en origen fueron 39,01 metros de eslora, 9,7 de manga de construcción, 9,1 de arqueo, 5,1 de puntal y toneladas 412 de registro bruto. Sería arqueado nuevamente en el año 1875 y 1878, con unas dimensiones 36,26 metros de eslora, 9,11 de manga, 4,77 de puntal y 375,88 toneladas.

15.000 pesetas

El 8 de junio de 1875 fue carenado, en lo que sus armadores invirtieron la suma de 15.000 pesetas. Esta operación fue repetida el 5 de junio de 1878 y fue forrada en cobre, con un coste de 22.000 pesetas. En 1 de octubre de 1885 cambió su nombre por el de Josefa. A lo largo de su vida pasó por varios propietarios. Los últimos antes de pasar a manos de Barbeito Bugía y Rodríguez, fueron los miembros de la Sociedad Balcells y Sobrino, que lo vendieron el 7 de mayo de 1903 por la suma de 15.000 pesetas y lo renombraron como Francisca Rosa. Tras la compra lo sometieron en el mismo puerto de Barcelona a obras de reforma que incluyeron el cambió total del aparejo, lo que supuso un desembolso de 15.000 pesetas más.